DE POLÍTICA Y COSAS PEORES / Sobre el infierno

AutorCatón

El curita recién ordenado iba a predicar un sermón acerca del infierno. A fin de escucharlo el cura párroco se sentó en primera fila. Comenzó su homilía el émulo de Fénelon, y dijo: "El infierno, hermanos, está lleno de todas las cosas que hacen la perdición de los humanos: vino; juego; música estridente; mujeres con bikinis de una sola pieza que dejan a la vista sus encantos pectorales; vedettes de cuerpo exuberante; hermosas bailarinas incitantes; chicas con minifalda y blusas transparentes...". Desde su asiento le dijo en voz baja el señor cura: "Ya no le sigas por ahí, hijo. Hasta a mí me están dando ganas de irme allá"... El papá de Pepito, pequeño de 3 años, se lo sentó en las rodillas y le dijo con tono lleno de ternura: "Hijito: tu mami fue al hospital a traer un bebé. ¿Qué te gustaría que fuera: niño o niña?". Contestó el chiquillo: "Me gustaría que fuera negrito". "¿Negrito? -se sorprendió el señor-. ¿Por qué?". Respondió Pepito con sonrisa aviesa: "Nada más para ver qué cara ponías"... Viene en seguida un chiste cruel. Las personas que no gusten de los chistes crueles deben omitir su lectura... Una pobre mujer sufría inmensamente porque su hija era el fenómeno más raro que sea posible imaginar: toda ella era una cabeza; una sola cabeza, nada más. La infeliz joven no tenía cuello, ni tronco, ni extremidades. Era pura cabeza. Cierto día la madre recibió una llamada telefónica. "Habla el doctor Galénez -le dijo una voz-. Le tengo una magnífica noticia, señora. Acaba de inventarse una técnica quirúrgica por medio de la cual podremos conectar la cabeza de su hija a un cuerpo humano. Esta mañana nos llegó un hermoso cuerpo femenino sin cabeza. Mañana su hija será una persona normal". La señora, llorando de felicidad, agradeció la estupendísima noticia. Luego, en arrebato de gozo, corrió hacia su hija. "¡Testalina! -le dijo jubilosa-. ¡Te tengo una sorpresa!". "Sí, ya sé -respondió ella-. Otro moño"... Un ebrio entró cae que no cae en el elegante hotel y dio fuertes golpes en el mostrador exigiendo rápido servicio. El gerente le preguntó, ceñudo: "¿Está usted...

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