DE POLÍTICA Y COSAS PEORES / Adjetivación

AutorCatón

Haré este día una revelación muy importante: diré cuál es el mayor enemigo de la Historia. No sé si con eso se sacudirán los cimientos de la ciencia histórica, pero les aseguro que mi intención no es sacudirlos. ¿Quién soy yo para andar por ahí sacudiendo cimientos? Sucede, sin embargo, que la Historia, pobrecilla, es zarandeada de continuo. Alguien debe salir en su defensa, y denunciar con entereza varonil -o más o menos- al enemigo que la daña. A fin de disponer el ánimo de la República para recibir esa revelación, narraré antes una lene historietilla... El rano -macho de la rana- saca la cabeza de entre las ancas de la rana y dice alegremente sorprendido: "-¡Mira! ¡De veras saben a pollo!". (No le entendí)... Tres clases de hombres suelen cambiar la Historia: los militares, los estadistas y los historiadores. En lo que hace a la historiografía yo soy un ortodoxo. Si me pidieran definir lo que es un historiador les diría que es, ni más ni menos, un reportero del pasado. Su misión es buscar datos acerca de un suceso y difundirlos. Su principal fuente no es la Musa: es el archivo. Le toca hacer el relato de los hechos, no tildar o motejar a sus protagonistas. En el campo del periodismo, por ejemplo, hay mucha diferencia entre un reportero y un editorialista. El primero narra; el otro juzga. En mis años juveniles yo fui reportero, pero fui pésimo reportero porque tenía demasiada imaginación. (Ahora soy pésimo editorialista porque tengo demasiada imaginación). Así, el enemigo mayor de la Historia es el adjetivo. Por eso yerran los radicales que en España han condenado de raíz una magna obra, el Diccionario Biográfico de la Real Academia de la Historia, porque el encargado de escribir el artículo sobre Francisco Franco no le impuso en su biografía el calificativo de "dictador". A causa de tal omisión, la obra entera, que llena un vacío de tres siglos, que consta de 25 tomos y que fue realizada durante 10 años por 5 mil especialistas, ha sido calificada por algunos como "de extrema derecha". Al historiador, en el sentido más estricto de la palabra, no le corresponde etiquetar a sus personajes. Tarea de otros es emitir...

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