Fricasé/ Plural e incluyente

AutorEl Abogado del Pueblo

En la victoria, los grandes hombres son magnánimos; y en la derrota humildes.

Vicente Fox, virtual triunfador de la contienda presidencial, dijo en sus primeras palabras anoche que su Gobierno sería "plural e incluyente".

Qué bueno que lo dijo, porque no puede ni debe ser de otra forma.

Terminadas las elecciones, nada debe dividirnos como mexicanos: las preferencias políticas deben ceder ante la enorme realidad de que todos navegamos en la misma embarcación, y todos anhelamos para ella no sólo un buen viaje, sino además un feliz arribo a puerto seguro.

La victoria electoral panista ha sido tan contundente, a nivel local como a nivel nacional, que preciso es hacer hincapié en las palabras de quien ahora se perfila como líder de TODOS los mexicanos, no nada más de los albiazules.

Si él, Vicente Fox, habla de pluralismo e inclusión en el Gobierno es porque esta característica es un imperativo social y político.

Pero no nada más a nivel federal, también a nivel local.

Tan malo es un absolutismo azul, como uno tricolor.

El pluralismo, para darse, necesariamente requiere TOLERANCIA, pata de la cual cojean algunos panistas.

Francamente inquieta que su hora de triunfo signifique en la práctica el cambio de una monolítica ideología por otra.

Cierto es que con los resultados de ayer queda clarísimo que México entero se volcó a favor del cambio, de la renovación, de la alternancia.

Mas debemos cuidar que esto no se dé imponiendo la tiranía de una mayoría relativa, pues preciso es recordar que más mexicanos votaron en contra del triunfador, que a favor.

Aunque hoy que amanecimos al abrir los ojos todo lo que nos rodea nos parece igual: el cielo, nuestras cumbres, nuestros entornos, debemos entender plenamente que hoy, en efecto, amanecimos en un NUEVO PAIS.

Uno, en el que la geografía política ha cambiado radicalmente, en el que ha surgido un nuevo equilibrio de fuerzas, uno en el que ha MUERTO -quizás para siempre- una hegemonía política de siete décadas.

Nadie sabe, por ejemplo, qué efecto pueda tener para nosotros los estertores de esta muerte que sobreviene tras una larga y prolongada agonía en la que el paciente mismo nunca tuvo conciencia de la gravedad de su enfermedad, del peligro que corría, ni de su debilidad.

Créanme cuando les decimos, amigos, que todavía anoche cerca de las ocho de la noche, un dirigente priísta con el que hablamos no tenía conocimiento real de la magnitud del revés que había sufrido su organismo político en las urnas.

La...

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