De pluma desafiante

AutorMariana Montes y con información de Teresa Martínez

Detrás de las pasiones que mueven a Heathcliff y Catherine Earnshaw -los amantes de Cumbres borrascosas- está la pluma de una mujer que en el siglo 19 desafió las convenciones de su época y creó un mundo que aún seduce a los lectores.

Emily Brontë, también conocida por su seudónimo masculino Ellis Bell, nació el 30 de julio de 1818 en la localidad de Thornton, Yorkshire, al norte de Inglaterra.

Hija de un sacerdote anglicano, fue la quinta en nacer de su familia y a una corta edad vio a su madre y a dos de sus hermanas morir.

Educada principalmente en casa, desarrolló un gusto por la obra de Lord Byron, Walter Scott y Percy Shelley, relata Rebecca Fraser, autora de The Brontës.

"(En su trabajo) Emily Brontë presenta la posibilidad de escapar ciertas convenciones sociales", dice Donna Kabalen, especialista en literatura y profesora del Tecnológico de Monterrey.

"Entrar en el mundo de su novela (Cumbres borrascosas) permite la posibilidad de examinar pasiones como la lujuria, la ambición, el egoísmo intelectual y la envidia".

Entonces, argumenta, es injusto calificar su trabajo como una mera historia de amor. En vez, la inglesa trata temas que la vuelven vigente incluso 200 años después de su nacimiento.

De vena literaria

De Emily se dice que era reservada en su trato y de pocas amistades fuera del círculo familiar. Ellen Nussey, su amiga, escribiría que "hablaba muy poco".

Detrás de esta callada personalidad, la mujer inglesa poseía importantes cualidades, señala Kabalen.

"En este periodo son realmente pocas las mujeres que escriben y ella logra (en su obra) entrar en un mundo que está tan fuera de la experiencia de su familia, además que demuestra la capacidad de ver hacia adentro (del ser humano)".

Y es que en todo estudio es necesario examinar el contexto del autor, continúa.

En este sentido, es imposible pasar por alto las similitudes entre la creación de Emily y la de su hermana mayor, Charlotte, autora de otro clásico literario: Jane Eyre.

Una tercera hermana, Anne, la más joven, también eligió escribir y logró otros dos clásicos de las letras inglesas: Agnes Grey y La inquilina de Wildfell Hall.

Tanto Jane Eyre como Cumbres borrascosas son fundamentales en la literatura occidental del siglo 19, en particular de la narrativa inglesa, destaca el crítico literario Víctor Barrera Enderle.

"Tienen elementos característicos del romanticismo: las emociones, la analogía con el entorno donde las pasiones fuertes vienen a acompañadas por...

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