Plaza Pública/ Secuelas de Amaro

AutorMiguel Angel Granados Chapa

Hoy hace dos semanas que fue estrenada la película El crimen del padre Amaro, de Carlos Carrera. En los diez primeros días de su exhibición, en cerca de cuatrocientas salas la vieron 2 millones 223 mil 303 espectadores: "es un referéndum", dijo el experto Bernardo Barranco en su programa radiofónico. Es que la mayor parte de ese número de espectadores, más los que ya se agregaron después del recuento y los que la vean en las próximas semanas ha asistido a contrapelo de la condena eclesiástica a la película, cuyo guión fue escrito por Vicente Leñero, quien produjo una profunda explicación sobre su trabajo y las reacciones que suscitó, desde su perspectiva de escritor que se asume católico. (Proceso, 25 de agosto) El guión mismo, y la explicación de Leñero han suscitado reacciones diversas en la jerarquía eclesiástica. La cinta planteó a los obispos un problema difícil de resolver. El secretario de la Comisión episcopal de comunicación social, Rafael González Beltrán enunció una actitud comprensiva, opuesta a la censura; y a poco el propio presidente del Episcopado, don Luis Morales Reyes condenó la película y deploró su autorización. El director de comunicación social del Arzobispado de México Alfonso Navarro escribió que el guión de Leñero "no sólo es anticlerical, sino pulcramente anticatólico". En cambio, para el Obispo de Autlán, Lázaro Pérez Jiménez, "Vicente Leñero ha mostrado una vez más su notable calidad como hombre de letras y conocedor de la problemática religiosa".

Quien escribe así es el presidente de la Comisión doctrinal de la Conferencia Episcopal, y antes lo fue de la Comisión de evangelización y catequesis. Nacido el 9 de septiembre de 1943, en Tizimín, Yucatán, fue ordenado sacerdote a los 25 años, en 1968, y Obispo en junio de 1991. Preparó un análisis sobre la película que la examina desde diversos ángulos, a cuál más interesante. Se refiere también al entorno en que se exhibe la cinta y las implicaciones políticas de su éxito: la Iglesia, dice, "parece estar perdiendo... su autoridad sobre la sociedad católica". Hace reproches al Gobierno e implica en el caso la situación familiar de Fox. No bendice el filme, pero no lo exorciza. Repara más que en el producto, en la impreparación del público católico para recibirla, lo que implica autocrítica al magisterio eclesiástico. Por supuesto que la película no le simpatiza, pero fue capaz de verla con los ojos y la mente bien abiertos.

Aparecidas en el Diario de Yucatán hace una...

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