Plaza Pública/ Rosario Robles

AutorMiguel Angel Granados Chapa

En sólo 11 meses, Rosario Robles se ha fabricado una imagen y, lo que más importa, una realidad política singularísima, poderosa. Es hoy la mujer más notoria y notable en la vida pública mexicana, no sólo por la formalidad del cargo que ejerce, la Jefatura del Gobierno de una de las mayores ciudades del mundo, sino por su estilo personal de gobernar, un modo directo, que encara los acontecimientos y a las personas; que se muestra al tanto de los temas que le conciernen, informada a plenitud; que no rehúye pero no cae en provocaciones. Ha podido deslindar su propio perfil del resultado que ofrece la administración que encabeza. La jefa del Gobierno es y será mejor considerada que el gobierno mismo.

Ella saldrá mejor librada personalmente que la administración perredista, no por egoísmo y falta de solidaridad, sino porque la complejidad y la vetustez de los problemas capitalinos, y la brevedad del término del primer gobierno elegido le producirán un saldo adverso (pero no tan negativo que impidiera la decisión ciudadana de elegir de nuevo a un perredista para jefatura el gobierno).

La presentación del último Informe de Gobierno, el iniciado por Cárdenas y concluido por ella, permitió a Rosario Robles no sólo acentuar las definiciones de su partido y responder sin elusiones los cuestionamientos de la oposición, sino también formular un balance de la administración. No fue tarea sencilla, por varios factores. Los sinodales de su examen final son los miembros recién llegados de la Asamblea de Representantes. A diferencia de la anterior legislatura, en ésta el PRD no reúne la mayoría, aunque tenga el grupo parlamentario de mayor tamaño. No es que comparecer antes del 17 de septiembre fuera cómodo, pero la solidaridad partidaria -expresada ante la jefa de Gobierno a pesar de las mil querellas internas- la proveía de un resguardo del que careció el domingo. Pero no le hizo falta, así de contundente fue su argumentación, así de informadas sus respuestas, las más de ellas salpimentadas con observaciones intencionadas e irónicas, propias de quien se ha formado en el debate cara a cara.

Rosario Robles fue una activista universitaria, tanto en sus épocas de estudiante -de licenciatura y de maestría- como en las lides docentes y sindicales. Pertenece a una generación de izquierda que superó el repudio a la institucionalidad electoral y política y en ella ha podido desarrollarse, como legisladora y como dirigente partidaria. En el haber de Cárdenas, tan...

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