Plaza Pública / Rogelio Cárdenas

AutorMiguel Angel Granados Chapa

Atenaceado durante largo tiempo por una enfermedad a la que resistió con notable entereza, el viernes murió Rogelio Cárdenas Sarmiento, director del diario El Financiero. Todavía el viernes 18 de julio hicimos Gastón Villegas, otros amigos y yo, buenas ausencias de quien ahora acaba de fallecer. Villegas fue asesor jurídico de ese periódico especializado, y amigo entrañable de Rogelio Cárdenas. Me prometí entonces, y así lo dije a los circunstantes, que buscaría a Rogelio, para ofrecerle una palabra de aliento en su dolor. No lo hice inmediatamente, salí enseguida de la ciudad y no podré ya hacerlo nunca.

Rogelio Cárdenas Sarmiento nació en 1952 en la Ciudad de México. Estudió economía en la Universidad Anáhuac, donde también enseñó algunos años. Antes de su función docente había completado su preparación formal en las universidades de Cambridge y Sussex, en la Gran Bretaña, y luego se especializó algún tiempo en economía petrolera en París. A su regreso a México, al comienzo de los ochenta, estaba listo para iniciar la empresa periodística a la que, literalmente, entregó su vida, El Financiero.

Lo hizo con el auspicio de su padre, del mismo nombre, Rogelio Cárdenas Pérez Redondo, que fue un riguroso reportero de Excélsior, especializado en los frentes políticos. Ese nombre dio a la columna de que fue titular y en que lo reemplazaron al paso de los años Angel Trinidad Ferreira y Francisco Cárdenas Cruz. Cárdenas Pérez Redondo dejó el periodismo cuando en diciembre de 1964 Jesús Reyes Heroles, designado director general de Pemex, lo invitó a ser director de prensa de ese organismo. Años después adquirió la desfalleciente agencia de prensa Informex, que dio paso a un servicio de información financiera y finalmente, en octubre de 1981, a El Financiero. La aparición de ese diario correspondió a una de las etapas más agitadas de la vida económica de México, cuando de administrar la prosperidad como quiso hacer el Presidente López Portillo el País pasó a una de sus crisis más agudas, que tuvo sus momentos culminantes en la expropiación bancaria y el control de cambios.

Este diario estaba lejos de referirse sólo a la materia indicada por su título. Ya lo había dicho, entre otros, el propio Reyes Heroles: quien sólo sabe economía, sabe poca economía. Y lo mismo podía decirse de quien sólo proporciona información financiera. De allí que no eludiera examinar el entorno político en que se manejaba la economía. Lo hizo a través de columnas...

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