PLAZA PÚBLICA / Peligro para México

AutorMiguel Ángel Granados Chapa

Impertinencia e incongruencia son las calificaciones que caben a la renovación presidencial del lema de campaña panista del 2006 que tildó a Andrés Manuel López Obrador de ser "un peligro para México". El martes 5, en entrevista con Salvador Camarena, de W Radio, el Presidente Calderón no sólo ratificó esa descalificación sino que la actualizó, al decir que "hubiera sido catastrófico para México haber sido gobernado sobre la base de rencor, de odio". Y dijo también que su contrincante de hace cuatro años "le hizo un daño terrible a México, con su campaña de rencor y de odio antes y después de las elecciones".

No conjeturemos sobre los motivos de Calderón al provocar de ese modo a su principal antagonista del 2006. Basta por ahora reflexionar sobre los términos empleados en esa conversación periodística en que brotó su vena absolutista, al suponer que el Estado es él. Se han subrayado con razón las alusiones y referencias a López Obrador, pero Calderón también se mostró sincero en otras respuestas. A instancias de Camarena recordó la reciente decisión de las autoridades electorales que lo señalaron como infractor -aunque lo dejaran impune al no sancionarlo de modo alguno- al emitir mensajes, algunos en cadena nacional, en vísperas de las elecciones locales de julio pasado.

Consideró Calderón que "mutilar al Estado en su capacidad de explicar las cosas me parece un error garrafal", "un acto que contraria la libertad de expresión". Ninguna ley pretende silenciar al Estado, mutilarlo en sus necesidades de comunicación. Calderón no es el Estado. Es el titular de uno de los tres poderes que integran el Gobierno, uno de los factores que configuran el Estado. De tal suerte su expresión es exagerada, en el mejor de los casos y, en el peor, revela una inclinación a confundir a una persona con la autoridad estatal, que es mucho más dilatada.

Desde esa perspectiva de índole absolutista, ajena a toda crítica, Calderón se ufanó de la definición que endilgó a su principal adversario. La expresión que sintetizaba el ataque a López Obrador, que era un peligro para México, no fue, por cierto, creación exclusiva suya y hasta puede que se haya limitado a repetir mecánicamente una frase propagandística. Como se supo en su momento, y López Obrador lo recordó en su respuesta, los publicistas Dick Morris y Antonio Solá fraguaron ese ritornelo con que concluían mensajes que denostaban la posición de López Obrador.

El PAN lo puso al aire el 12 de marzo de 2006...

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