Plaza Pública/ Pablo Salazar

AutorMiguel Angel Granados Chapa

El último día de agosto de 1998, hace dos años, el Presidente Zedillo recibió a Senadores priístas, en preparación del periodo ordinario de sesiones. Inusualmente, la conversación adquirió un tinte informal, que quizá llevó a recordar que en tiempos del Presidente Salinas su Secretario de Gobernación, Jorge Carpizo, había organizado en Los Pinos una noche bohemia. El Senador Salvador Rocha Díaz sugirió a Zedillo repetir la experiencia, y propuso que esta vez el organizador fuera su compañero de cámara Pablo Salazar Mendiguchía, que a la seriedad con que abordaba sus tareas políticas agregaba un gusto particular por las noches dedicadas a la música romántica popular. (Durante su campaña recién concluida, por ejemplo, contrastó con un concierto de Armando Manzanero el que Sami David realizó con Amparo Montes). Seco de pronto ante la sugerencia, Zedillo la rechazó diciendo que a Salazar podría ocurrírsele invitar a tal celebración a "Sammy", como con irrespeto pueril se refirió el Presidente al Obispo de San Cristóbal de las Casas, don Samuel Ruiz.

De ese modo sintetizó el Ejecutivo su antipatía por quien hasta hacía poco era presidente de la Comisión Nacional de Intermediación y por quien era miembro prominente de la de Concordia y Pacificación. Zedillo no se recataba para advertir contra ellos a quien estaba a su alcance. En julio de ese año lo había hecho con Federico Mayor, director general de la Unesco, a quien inútilmente previno contra don Samuel. El distinguido científico catalán lo conocía bien, por lo que era impensable que se dejara llevar por las insinuaciones agrias del Presidente.

Zedillo marcó con su malquerencia a Pablo Salazar. Desde marzo de 1995, este Senador chiapaneco formaba parte de la Comisión de Concordia y Pacificación, organizada en el Congreso de la Unión como resultado de la ley para el diálogo, la conciliación y la paz digna en Chiapas, valores que eran los del joven Senador, que apenas el año anterior había llegado a los 40 de edad. En ese 1994, como secretario de Gobierno, completó la visión que su papel de abogado de grupos desplazados le había permitido forjarse. Miembro además de una minoría religiosa, hizo suyos -si es que no los introdujo él mismo a esa ley- el objeto de la legislación pacifista en Chiapas: "establecer las bases jurídicas que propicien el diálogo y la conciliación para alcanzar a través de un acuerdo de concordia y pacificación, la solución justa, digna y duradera al conflicto armado" que...

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