PLAZA PÚBLICA / Huelgas de hambre

AutorMiguel Ángel Granados Chapa

Un régimen al que en algunos países y diversos sectores del nuestro se tiene como autoritario, el de la República de Cuba, fue sensible a las variadas expresiones que demandaron la libertad de presos políticos. Uno de los factores considerados para asumir tal decisión fue impedir que Guillermo Fariñas sucumbiera como ocurrió en febrero con Orlando Zapata. Ambos practicaron una huelga de hambre, que en el primer caso tuvo la muerte como desenlace, y en el segundo alcanzó una duración de 134 días.

El Gobierno cubano anunció la liberación de 5 presos, el traslado de otros 6 y la excarcelación de 52 reclusos, cuyo delito ha sido poner en cuestión la falta de libertades políticas en Cuba. La medida, solicitada tiempo atrás por España y la Unión Europea, se concretó por la mediación de la Iglesia católica. Pero esas peticiones y presiones hubieran quedado en el ámbito de la diplomacia, inertes e ineficaces, de no ser porque el ayuno de Zapata y de Fariñas conmovió a la opinión pública mundial, que era el propósito de los ayunantes.

Desde hace más de dos meses grupos de electricistas practican esa forma de protesta política en el Zócalo de la Ciudad de México. A diferencia del cubano, el Gobierno de México dista de ser sensible a la decisión de decenas de personas de exponer su integridad física, su salud y aun su vida en aras de un objetivo aún más claro que la liberación de los presos políticos (pues algunos de los considerados en esa calidad pudieron efectivamente haber cometido delitos contra la seguridad nacional). Quieren ser repuestos en sus plazas, si no en el organismo para el que trabajaban, Luz y Fuerza del Centro, cuya extinción fue declarada constitucional por el pleno de la Corte, sí bajo un patrón sustituto, que es claramente la Comisión Federal de Electricidad que ha asumido las funciones del organismo extinto.

Lejos de esa sensibilidad, el Gobierno mexicano, y en especial el Secretario del Trabajo, que toma a título personal los embates contra el SME, se dispone a combatir, en un nuevo capítulo, la tenacidad de los 16 mil 333 electricistas que han rehusado "liquidarse" como con sinceridad involuntaria llama la autoridad laboral a la aceptación del despido colectivo practicado el 11 de octubre pasado. A partir de mañana estará disponible para ese enorme grupo, que se propone agotar las vías jurídicas y políticas que hagan posible su reincorporación al trabajo, una indemnización engañosa.

Como en las dos tandas anteriores, se hacen...

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