PLAZA PÚBLICA / Jesús Ortega, ilegal

AutorMiguel Ángel Granados Chapa

Hace un año, el Congreso Nacional del Partido de la Revolución Democrática, que intentó en vano refundar a esa organización, determinó acortar el periodo en que Jesús Ortega sería presidente. En vez de concluir sus funciones en marzo, lo haría el 5 de diciembre. Le cuadrara o no esa decisión, Ortega se había avenido a acatarla. Pero el resultado de su estrategia electoral, las alianzas con el PAN en media docena de entidades, en tres de las cuales triunfó la coalición correspondiente, le insufló nuevo aliento y resolvió mantenerse en su cargo hasta marzo próximo. Eso le permitirá no sólo conducir el proceso electoral de Guerrero y Baja California Sur, que están en curso, sino también el de Nayarit y sobre todo el del Estado de México.

Sus opositores, sin embargo, aunque no pueden impedirlo conforme a la legalidad interna del partido, porque carecen de los votos suficientes en el consejo nacional, no están dispuestos a someterse a la voluntad de Ortega. Quieren que se vaya, inmediatamente.

Por lo pronto, el domingo lo declararon presidente ilegal, espurio, a partir de la medianoche. Avisaron, además, que tomarían físicamente la sede del partido, hasta que se restaure la legalidad interna. También anunciaron que acudirán al Instituto Federal Electoral para solicitarle que tome nota de la infracción en que incurre Ortega y de su deposición. Difícilmente resolverán por esa vía sus diferencias. Por tratarse de un asunto claramente litigioso, después de exponerlo ante la comisión de garantías, el tribunal interno del partido, tendrían que acudir a la justicia electoral federal. Pero ése es un extremo al que no parecen dispuestos a llegar, porque no reconocen imparcialidad al Tribunal Electoral del Poder Judicial de la Federación.

La actual fase de la crisis perredista, que va de tumbo en tumbo, se originó en marzo de 2008, cuando la elección entre Ortega y Alejandro Encinas no pudo culminar con un resultado admitido por todos. Al contrario, en el largo proceso postelectoral quedó claro que hubo irregularidades de una y de otra parte. Por ello, cuando el caso llegó al Trife, lo esperable era que se declarara inválida la elección a efecto de que los órganos internos convocaran a un nuevo proceso. Pero la sala superior del Trife decidió que Ortega había ganado y lo impuso en la presidencia. El prolongado litigio concluyó en noviembre del 2008, y seguiría por vías políticas hasta este momento de no ser que la elección de candidatos a diputados, el...

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