Plaza Pública / Elba Esther Gordillo

AutorMiguel Ángel Granados Chapa

La traición padecida por Jonguitud no fue olvidada por el añoso cacique, quien desde su ostracismo de la política vio cómo su antigua protegida crecía en presencia y poder. En cuanto tuvo ocasión de tomar venganza, sugirió que Elba Esther había tenido participación en la violencia represiva que, entre otras víctimas, cobró la vida de Misael Núñez Acosta

Aunque al final del año experimentó la primera derrota política de su vida (de la que puede todavía rehacerse), en 2003 Elba Esther Gordillo Morales se convirtió en la mujer más poderosa de la historia mexicana. Cuando el 19 de julio fue elegida coordinadora del grupo más numeroso en la Cámara de Diputados, un lugar desde donde intentó cogobernar en acuerdo con el Presidente Vicente Fox, sumó esa responsabilidad a su panoplia de instrumentos de poder: la secretaría general del PRI, la conducción real del sindicato más importante y numeroso del País, el del magisterio; y su cercanía operativa y amistosa con la pareja presidencial.

El origen familiar y los primeros años de Elba están sumergidos en la bruma, con toda intención por su parte. A lo largo de su vida ha difundido diferentes versiones sobre su pasado familiar, sobre todo porque le hizo falta explicar en cierto momento la cuantía de su fortuna personal. Aun si se admite que fue la heredera principal de un abuelo acaudalado -y con una igualmente copiosa descendencia-, no hay concordancia entre el monto presumible del legado recibido y el valor de su patrimonio actual, sobre todo inmobiliario. La sospecha que suscita su capital no se ha traducido nunca en denuncia penal, aunque se ha señalado con insistencia que resulta de su larga gestión al frente del Sindicato Nacional de Trabajadores de la Educación.

Improvisada maestra por necesidad -no cursó estudios en ninguna escuela normal, sino en el Instituto Federal de Capacitación del Magisterio, que funcionó mientras fue necesario suplir las deficiencias de quienes se hicieron profesores en la práctica- después de ejercer su profesión en su Chiapas natal, se trasladó a la Ciudad de México y luego a sus inmediaciones, particularmente Nezahualcóyotl, donde inició su militancia sindical. Situada primero en la oposición a los dirigentes llamados institucionales, pronto se instaló en ese bando, lo que le permitió ganar cargos de representación, hasta que fue elegida secretaria general de la sección 36 del SNTE, una de las dos que agrupan en el vasto Estado de México al magisterio federal (a las que se agrega un numeroso sindicato aparte, que representa a los maestros del sistema estatal).

Desde esa posición relevante ingresó al comité nacional, auspiciada en ambas circunstancias por el líder Carlos Jonguitud, que en 1972 se apoderó a empellones de la dirección sindical y la ejerció (aun durante su distracción como...

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