PLAZA PÚBLICA / Centenaria Universidad Nacional

AutorMiguel Ángel Granados Chapa

Hoy hace un siglo fue inaugurada la Universidad Nacional de México. La apertura de sus cursos, encabezada por el Presidente Porfirio Díaz y el Secretario de Instrucción Pública y Bellas Artes, Justo Sierra Méndez, fue la culminación de las fiestas del Centenario del comienzo de la lucha por la Independencia.

La nueva institución, que reunía las escuelas de bellas artes, ingeniería, jurisprudencia y medicina, que con modalidades diversas habían sido parte del régimen colonial, y la Escuela Nacional Preparatoria, surgida al cobijo de la restauración republicana, cristalizaba un viejo proyecto de Sierra. Antes de ingresar al gabinete de Díaz en 1905, el abogado campechano había cobrado prestigio como periodista, poeta, narrador y legislador activo. En los setenta del siglo 19 había formado parte del intento de crear una universidad libre, y en 1881, en la Cámara de Diputados a la que pertenecía, presentó un proyecto para crearla como institución del Estado. De esa suerte pudo convencer a Díaz de fundar la Universidad Nacional, cuya ley fue aprobada en mayo y abrió sus puertas el 22 de septiembre de 1910.

El proyecto así consumado no parecía parte de un régimen que concluiría apenas unos meses después. La universidad porfiriana no lo fue en el sentido peyorativo de la palabra. Al contrario, apareció como un renuevo, como un anticipo de tiempos nuevos. El después llamado Maestro de América dijo a los alumnos fundadores que estaban llamados a ser "un grupo en perpetua selección dentro de la sustancia popular", a los que se encomendaría "la realización de un ideal político y social que se resume así: democracia y libertad".

El primer rector fue un viejo profesor de derecho, que lo había sido del secretario que lo nombró. Joaquín Eguía Lis tuvo claro que la institución que dirigiría en los procelosos días de la caída del antiguo régimen y la incierta inauguración de uno nuevo, que la institución recién creada debía poseer "libertad absoluta respecto del poder público" y era consciente de que su deber consistía en "procurar que la universidad funcione por sí sola tan eficazmente, que su alteza y majestad sean bastantes a imponer respeto a todo gobierno, hasta que llegue a conseguir su autonomía plena".

La primera década de vida universitaria reprodujo la agitación que vivió el País a partir del alzamiento maderista, sólo unas semanas después de su nacimiento. Sufrió embates del conservadurismo, que consiguió la escisión de una parte de la Escuela...

Para continuar leyendo

Solicita tu prueba

VLEX utiliza cookies de inicio de sesión para aportarte una mejor experiencia de navegación. Si haces click en 'Aceptar' o continúas navegando por esta web consideramos que aceptas nuestra política de cookies. ACEPTAR