Plaza Pública/ Cárdenas por Castañeda

AutorMiguel A. Granados Chapa

Por supuesto que es lícito cambiar de opinión cuando hay razones que aconsejan hacerlo, tanto como es lícito mantenerse por causas semejantes en una posición invariable. No señalo, por lo tanto, incongruencia a Jorge G. Castañeda en su arrebato contra Cuauhtémoc Cárdenas, a propósito de la recepción de dinero extranjero fuera de tiempo electoral, no con destino al PRD y cuando utilizar recursos ilícitos no era delito en que pudiera, como hoy, incurrir un candidato. Pero me parece útil refrescar la memoria de los lectores, votantes el próximo 2 de julio, sobre cómo caracterizaba el ahora asesor de Vicente Fox al ahora candidato de la Alianza por México.

El texto que reproduzco fue escrito en 1994, uno o dos meses después de la elección presidencial. Castañeda había aspirado a ser coordinador de la campaña de Cárdenas, según su propio relato, aspiración que Cárdenas canceló de plano inmediatamente. Las razones por las que Castañeda expresó esa pretensión derivan, entre otros motivos, de su conocimiento del candidato presidencial de entonces y de ahora, y del contexto de aquella elección. Lo hizo explícito en Sorpresas que da la vida, su versión del México hace seis años:

"...en la boleta figuraban dos candidatos de oposición. El triunfo de cualquiera de ellos hubiera significado el fin del PRI y del mecanismo político tal y como lo conocemos. Por el persistente y constante esfuerzo que desplegó Cuauhtémoc Cárdenas a favor de la democracia en este país, por la postura de justicia social que defendió y, por último, debido a la convicción que adquirí, en parte a través de la amistad con la que me honró desde hace varios años, de que Cárdenas es un hombre totalmente honesto, de los dos candidatos de oposición a él di mi voto. Diego Fernández de Cevallos era, en mi opinión, un candidato serio y de indudable vocación democrática. Pero discrepaba a tal punto de sus concepciones culturales aparentes (educación, mujeres, religión, tolerancia, etcétera) que a pesar de mi coincidencia con su partido en otros ámbitos, me resultaba imposible votar por él.

"Nadie puede cuestionar la inmensa contribución de Cárdenas al lento y penoso proceso de democratización que ha vivido México en estos años. Asimismo, es aberrante poner en tela de juicio la tenacidad y la integridad de quien, como ninguno, se dedicó en cuerpo y alma durante siete años a tratar de transformar las estructuras políticas del país. Y no se puede desestimar la osadía y el valor de su ruptura...

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