Perfiles e Historias / Simplemente, el Padre Lupito

AutorMaría Luisa Medellín

Vino a festejar sus 25 años como Obispo, casi los mismos que lleva lejos de Monterrey, pero fue como si Monseñor José Guadalupe Galván nunca se hubiera ido.

La Basílica de Nuestra Señora de Guadalupe, cuya construcción impulsó, lució llena. Y al final de la misa concelebrada con el Arzobispo de Monterrey, Rogelio Cabrera, se escucharon los mariachis mientras la gente se acercaba a saludarlo y abrazarlo, llamándolo con cariño, Padre Lupito, como antes.

Incluso al día siguiente, cuando caminaba por los alrededores del céntrico hotel donde se hospedó, no faltó quien lo reconociera y se acercara a platicar.

A sus 78 años, el hoy Obispo Emérito de Torreón se mantiene casi igual, delgado, dinámico y jovial, sólo su cabello plateado da cuenta del paso del tiempo.

De no haber sido sacerdote, quizá este hombre conversador, de lentes y mirada vivaz, hubiera sido político, porque ha sabido relacionarse tanto con el pueblo, como con las autoridades, y eso le ha permitido canalizar las inquietudes de su feligresía.

Recuerda que cuando estaba al frente del Santuario y de la Basílica de Guadalupe, compartía con los alcaldes regios las situaciones que aquejaban a los habitantes de la Colonia Independencia y sus alrededores.

"Me decían: 'Oiga, pues usted parece regidor, nomás viene a presentarnos problemas'".

Pero es parte del servicio a la comunidad, aclara, así como tener esa apertura de recibir y respetar a todos; de ser incluyente e invertir tiempo en las relaciones sociales.

"Yo de broma, digo: 'En mi casa tengo una dieta rigurosa, pero acepto toda clase de invitaciones y toda clase de comidas'. Es una manera de acercarme a la gente".

Además, afirma que cuando recibe invitaciones de gobernadores o alcaldes, no acude en lo particular, sino como representante de las diócesis. En un tiempo como Obispo de Ciudad Valles. Después, como Obispo de Torreón.

"Junto con las autoridades puede uno realizar proyectos. A veces ellos nos necesitan y, a veces, nosotros los necesitamos, y la gente cuando tiene problemas ven que es más fácil la cercanía con uno y siempre: 'Oiga, cuando platique con el señor Gobernador dígale cómo está el camino que usted vio ahorita' y, bueno, hacemos llegar la inquietud".

El Padre Héctor Viejo, uno de los amigos de Monseñor Galván, lo describe como gran organizador, animador y administrador.

"Desde joven reconocía sus propias limitaciones y se hacía ayudar de sus amigos, al igual que lo ha hecho en su ministerio. Es sencillo y humilde.

...

Para continuar leyendo

Solicita tu prueba

VLEX utiliza cookies de inicio de sesión para aportarte una mejor experiencia de navegación. Si haces click en 'Aceptar' o continúas navegando por esta web consideramos que aceptas nuestra política de cookies. ACEPTAR