Perfiles e Historias / Reyes de la generosidad

AutorMaría Luisa Medellín

Bajo el paso a desnivel, frente al Hospital Universitario, decenas de rostros aguardan con paciencia lo que para algunos será la única comida del día.

Pasan de las cinco de la tarde cuando Irma González, con altavoz en mano, invita a acercarse a quienes lo deseen. Luego, cruza la calle, se encamina hacia el área de Urgencias y regresa con un grupo de personas tras de ella.

Se forman dos filas: una, de mujeres y niños; la otra, de varones.

Después de la bendición de los alimentos, inicia el reparto. Irma, Arturo Pérez, Sonia Gutiérrez y Gloria Rodríguez sirven café y entregan lonches y galletas.

Entre los que se han reunido, hay familiares de pacientes, migrantes, indigentes, vendedores ambulantes, desempleados...

María y Rogelio son papás de una pequeña de año y medio, a quien han operado en dos ocasiones por un tumor cerebral.

"Tenemos mes y medio aquí. Somos de Veracruz, y si no fuera por esta comida y que en el hospital nos dejan dormir en la sala de espera y bañarnos en el piso de hospitalización, no sé qué haríamos", cuenta la joven María, delgada, morena y de cabello negro trenzado.

A veces, dice, se llevan un par de sandwiches para desayunar la mañana siguiente, porque su hijita sigue muy delicada y no saben cuándo la darán de alta.

Antonio Francisco viene de San Pedro Sula, Honduras. Intentará cruzar la frontera, pero se ha quedado varado aquí porque ya no tiene dinero y no ha conseguido trabajo.

"Estas gentes son unos ángeles. He venido varios días a comer un lonche y a tomar un cafecito, que cae muy bien con el frío. Como yo, los que estamos aquí, tenemos necesidad, y les agradecemos que se preocupen por los demás".

En este apostolado de la Parroquia de Nuestra Señora de Lourdes, llamado "Cenas de Hospital", participan 36 colaboradores que se dividen las tareas de comprar y preparar los alimentos, y que acuden a repartirlos en pequeños grupos, de lunes a sábado.

Además, muchos otros aportan donativos o apoyan en lo que haga falta.

Esta tarde, Sonia, Arturo, Gloria e Irma han terminado de servir el café y de repartir los sandwiches y las galletas, y al igual que a su llegada, todos los ayudan con los contenedores, las vasijas y los termos. Los suben a la cajuela de la camioneta de Irma, entre agradecimientos y bendiciones.

La historia de esta gran obra de misericordia comenzó hace 27 años, cuando a casa de Rosalba Villanueva, en la Colonia Vista Hermosa, llegó una amiga con un costal de pan dulce que le habían dado en una...

Para continuar leyendo

Solicita tu prueba

VLEX utiliza cookies de inicio de sesión para aportarte una mejor experiencia de navegación. Si haces click en 'Aceptar' o continúas navegando por esta web consideramos que aceptas nuestra política de cookies. ACEPTAR