Perfiles e Historias / Pule talentos pianísticos

AutorMaría Luisa Medellín

Editora: Rosa Linda González

Aún con el sabor del triunfo de sus alumnos en un trío de concursos de piano nacionales e internacionales, en la mente de Natalia Tibets ya hay una lista de candidatos potenciales para desempeñar un magnífico papel en competencias y proyectos durante el resto del año.

"Ellos no lo saben todavía", anticipa traviesa la maestra ucraniana de ojos verdes y cabello castaño alborotado, y suelta la carcajada.

En la sala de ensayos de la Facultad de Música de la UANL comparte que uno de sus retos cotidianos es pulir los diamantes que tiene por discípulos -en la Universidad y en clases privadas-, hasta hacer brillar todas sus facetas, sin estancarse en una zona de confort.

Muestra de ello es Luis Villa Roa, quien a sus 10 años ganó la presea dorada por su interpretación del Nocturno No. 20, de Chopin, en el Forte International Music Competition, celebrado en el prestigiado Carnegie Hall, de Nueva York, en febrero.

Días antes, alcanzó la primera posición en el segundo nivel del Séptimo Concurso Nacional de Jóvenes Pianistas Parnassós, y en diciembre, se trajo de la Ciudad de México el piano clavinova del primer lugar en la categoría de 7 a 10 años, en el Nacional Infantil de Piano Cedros UP-Yamaha.

En este último certamen, Óscar Rojas y Jorge Mata recibieron mención especial, y Jorge se llevó el galardón por la mejor interpretación de obra obligatoria, en la categoría de 11 a 14 años.

Eso no es todo. De los cuatro ensambles que Natalia preparó para el Nacional de Parnassós, tres ganaron el primer lugar, y otro obtuvo mención honorífica.

Sin contar con que alumnos, como el mismo Jorge Mata, María Fernanda Hernández, Alejandro de la Garza, Aarón Martínez y Gerardo Garza, ya han destacado en Nueva York, y por sus poderosas interpretaciones ella recibió la presea Best Teacher Award Carnegie Hall 2011.

VOCACIÓN TEMPRANA

Nina apostó todo para que su hija Natalia fuera pianista. Con muchísimos sacrificios envió dinero a unos tíos de Bielorrusia para que adquirieran un piano y se lo mandaran a su departamento, en Severodonetsk, una pequeña ciudad al oriente de Ucrania.

En cuanto pudieron acomodarlo, la niña se sentó en el banquillo y hundiendo sus dedos sobre las teclas empezó a cantar una canción aprendida en el kínder. De repente, se detuvo; los sonidos no concordaban con la melodía.

Con inocencia, le preguntó a su mamá por qué no salía del instrumento la pieza que ella entonaba.

"Hijita", me dijo riéndose, "deberán pasar muchos...

Para continuar leyendo

Solicita tu prueba

VLEX utiliza cookies de inicio de sesión para aportarte una mejor experiencia de navegación. Si haces click en 'Aceptar' o continúas navegando por esta web consideramos que aceptas nuestra política de cookies. ACEPTAR