Perfiles e Historias / De oficio: enteradores

AutorDaniel de la Fuente

Subir y bajar compuertas, limpiar acequias, estar atentos al paso del agua.

Avisar que viene el torrente o que ya no pasará. De ahí viene el nombre del oficio de estas personas: enteradores.

De esto trata la vida de Juana Carreón Alonso, muy posiblemente la única enteradora que ha habido en García, quien se encarga de supervisar el tránsito del agua que mana de veneros y baña huertos y jardines en el casco del municipio.

A través de un complejo sistema de acequias, trazo que data de la fundación misma del pueblo, agua no potable mantiene la vida agrícola y forestal en el centro histórico, aunque para garantizar las horas asignadas para cada predio y resolver problemas, un puñado de sus habitantes, todos venidos de labores en el campo, se dedican por turnos a la supervisión.

Una es Juana, quien ahora vigila el riego de la posada El Vergel, la finca más grande en el pueblo.

Ataviada con pantalones holgados, camiseta de mezclilla y gorra beisbolera que le dan apariencia masculina, esta mujer de 62 años es de las chicas de los 14 hijos de Pedro Catarino Carreón López y Magdalena Alonso Zurita, él pastor de cabras y ella dedicada a lavar, planchar y a echar "tortillas ajenas". Juana nació en el patio de su casa, en Morelos y Matamoros, en este municipio.

"Mamá no alcanzó a llegar a la casa", afirma y pide tiempo para atender su celular. Escucha.

"Yo no les llevo hoy el agua, ustedes me la van a pasar a mí. Primero se la sueltan a Poncho y yo la espero con Armando Marcos", instruye una maniobra futura. Cuelga.

"Ya le digo", expresa y se sienta a la orilla de la acequia por donde corre el agua. "A mí de joven me gustaba el desenraice, palear nogales, pizcar aguacate, cortar injertos, porque nunca me gustó andar de sirvienta. Ahora le hago a todo: albañil, plomero".

Cuenta que los enteradores que conoció en su infancia eran los mismos propietarios de las fincas y huertos, pero desde que se formó la Junta de Accionistas del Sistema de Agua de Riego de Garzas y Capellanía, a mediados del siglo 20, se contrata gente que hace la función de enviar el agua que le corresponde a cada predio, checar que se riegue adecuadamente y, al término, que varía de acuerdo a las horas pagadas durante el año, cambiar el curso de la corriente hacia el siguiente recipiendario.

La mujer habla de su ingreso a la estirpe de los enteradores.

"Uno de ellos fue don Fernando, que fue el que me enseñó", evoca. "Me decían de las cosas en las que iba a batallar: que había muchos perros, que no iba a poder con las bardas (a veces hay que saltarlas cuando nadie da el...

Para continuar leyendo

Solicita tu prueba

VLEX utiliza cookies de inicio de sesión para aportarte una mejor experiencia de navegación. Si haces click en 'Aceptar' o continúas navegando por esta web consideramos que aceptas nuestra política de cookies. ACEPTAR