Perfiles e Historias / Con la música en la sangre

AutorMaría Luisa Medellín

No es exagerado decir que los Mata Gómez viven por y para la música. Eso se percibe hasta en los más mínimos detalles.

En su hogar, incluso los muros lucen notas musicales, hay tapetes con pentagramas y las escaleras como las bancas de la terraza semejan las teclas de un piano.

También comparten escenario en familia. María de Lourdes Gómez Huerta, su esposo Jorge Mata y su hija Madely Eileen tocan juntos en el ensamble PorteCello, en el que interpretan piezas clásicas, de jazz, rock, pop, temas de películas y arreglos adaptados para dos violoncellos y batería.

Los tres son maestros de la Facultad de Música de la UANL, en tanto que madre e hija son violoncellistas de la Orquesta Sinfónica de esa casa de estudios, la primera desde hace 42 años y, la segunda, desde hace dos.

Ellos forman parte de una estirpe musical que inicia con el padre de María de Lourdes, Ricardo Gómez Chavarría, quien ha sido clave para infundir la pasión musical en la familia.

Él es violinista y violista. Fue director de la Facultad de Música de la UANL y miembro fundador de la Orquesta Sinfónica.

María de Lourdes comparte que sus hijas Madely y Maylú tocan el cello; su hijo Jorge Ian, el piano y su esposo, Jorge, la batería.

"Mi hermana Tere tocó la viola en la Orquesta. Juan Francisco, su marido, toca la guitarra y sus hijos Luis Guillermo y Ricardo Hamaury son violinistas.

"Ricky es el segundo concertino en la Sinfónica y los hijos de él y de Luis también están estudiando violín. Somos una familia de 4 generaciones de músicos".

María de Lourdes dice que sólo Leticia, su hermana mayor, no se inclinó por esta disciplina, aunque sus dos hijas, Jessika y Janell, sí.

"Pero todas pasamos por el violín, aunque yo decía: este instrumento no es lo mío", menciona esta mujer de trato afable, ojos expresivos y cabello lacio castaño.

"Yo estudié piano, flauta transversa y, luego, cello, y en cuanto lo toqué sentí que es el que más se asemeja a la voz del hombre, y para tocarlo parece como que lo estás abrazando, así que me quedé con el cello. Tenía 8, 9 años".

Tres años más tarde ya era practicante en la Orquesta Sinfónica de la UANL, y a los 15 le dieron la planta.

"Desde entonces han pasado poco más de 40 años. Ya me pude haber jubilado, pero esto me encanta. Sigo tocando el violoncello en la Orquesta y soy maestra de la Facultad de Música desde 1982.

"Soy algo exigente y así he sido también en la formación musical de mis hijos, ja, ja, ja".

En este camino, la maestra decana y...

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