Perfiles e Historias / De música continua

AutorDaniel de la Fuente

La partitura de la vida de Javier Castillo Leal contiene lo mejor del repertorio de un artista: por un lado, su entrega sobre el escenario como guitarrista que ha destacado en escenarios diversos. Por el otro, su faceta como educador en el aula o en las presentaciones que realiza para promover la música clásica y el uso de instrumentos musicales.

La ejecución de la guitarra proviene de su niñez cuando aprendió del maestro Isidro García, un autodidacta que enseñó a los mejores guitarristas del noreste de México. La labor en universidades la ejerció por 15 años hasta que la dejó para dedicarse a presentaciones de divulgación y sensibilización que lo mismo realiza en escuelas y comunidades rurales que hospitales y centros de atención a personas con discapacidad.

A esta cruzada, Javier la llamó Música Continua.

La primera nota que publicó EL NORTE de esta iniciativa data de 1993. Como ahora, el guitarrista nacido el 3 de diciembre de 1959 dijo que la intención de estos conciertos didácticos no era crear músicos, "aunque si salen, qué bueno".

Música Continua nació un año antes, en 1992, y Javier se hacía acompañar por músicos de la Orquesta Sinfónica de la Universidad Autónoma de Nuevo León y de otras figuras como Miguel Lawrence.

Más tarde lo hizo solo. Durante algún tiempo se hizo acompañar de otro guitarrista con el que solía hacer dueto, Pedro Soto.

"Me gustaba sobre todo ir a rancherías, lugares en los que jamás habían visto instrumentos musicales o habían escuchado acordes de guitarra clásica", cuenta Javier.

En sus recorridos le movía una estimación: si un niño podía escuchar en vivo conciertos durante primaria y secundaria, de adulto sería alguien sensible y familiarizado con la música clásica.

"Recuerdo en particular a niños con autismo, con síndrome de Down, sordos", cuenta Javier. "Ellos en particular ponían sus palmas bajo la guitarra para sentir la música. Eso era maravilloso, aún lo recuerdo".

Ricardo Marcos, especialista en ópera y actual presidente del Conarte, define a Javier como uno de los promotores más apasionados de la música clásica.

"Es un convencido en la educación y formación musical y los beneficios que tiene ésta en la formación integral del ser humano. Sus esfuerzos en este aspecto en la enseñanza infantil y juvenil son destacados", comenta.

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Javier tenía 5 o 6 años cuando recibía su plato de comida, corría hacia la casa de Isidro García y le convidaba una ración. De esta manera se fue ganando el cariño de este...

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