Perfiles e Historias / Su ministerio: los desamparados

AutorMaría Luisa Medellín

Mientras el Padre Felipe de Jesús Sánchez descansaba en su habitación, alguien tocó a su puerta y le avisó que uno de los indigentes que, por lo regular, dormía en el estacionamiento de la Parroquia Santa María Goretti, había muerto bajo un puente peatonal cercano.

"Eran como las seis de la mañana, hacía mucho frío y este hombre sufrió de hipotermia. Él y otros se quedaban por las noches en el estacionamiento de la iglesia, vivían alcoholizándose y, en esa ocasión, él se salió y ya no regresó", cuenta el sacerdote, negando con la cabeza.

"Fue algo muy doloroso. Fui y le di los últimos sacramentos. No quería que esa historia se repitiera, y me surgió la idea de crear una casa para ellos".

Un par de meses después de la tragedia ocurrida en noviembre del 2014, Casa INDI (Institución Normativa de los Indigentes) comenzó a construirse en el estacionamiento de la parroquia.

Tenía capacidad para 37 personas, y ahora ya va en el tercer piso, aunque una parte está en obra negra.

El Padre muestra los avances en cada nivel. Hay literas en fila en los espacios acondicionados.

También lockers, sanitarios, regaderas y, pronto, el segundo piso se convertirá en dormitorio para mujeres y niños.

Quien lo necesite puede quedarse, remarca, lo único que se les pide es que no lleguen alcoholizados, drogados o con algún arma.

"Al principio recibíamos indigentes o ancianos que vivían en la calle o que estaban en hospitales como NN. Después llegaron los migrantes y esto se ha intensificado por las caravanas que cruzan por nuestro País hacia Estados Unidos".

Robusto, de cabello entrecano y ojos color verde olivo, el sacerdote platica que en semanas pasadas llegaron a hospedar a 650 personas, que se elevaban a 850 a la hora del desayuno, la comida y la cena que se sirven en el Comedor de los Pobres del Padre Infante, otra obra fundamental de Santa María Goretti.

Entre 6 o 7 habilidosas cocineras y un dinámico equipo de voluntarios preparaban y repartían 2 mil 500 comidas diarias, y aunque la afluencia de huéspedes bajó, reciben a no menos de 300 por día, al tiempo que alimentan a unas 500 personas.

"Este comedor va a cumplir 60 años de haberse fundado, y nos hacía falta un albergue para que nuestros hermanos más desamparados, que no tenían dónde dormir, indigentes o no, migrantes o no, del interior de la República o de aquí mismo, tuvieran un techo y dónde descansar".

Confiesa que nunca pensó en las dimensiones que alcanzaría la obra, sólo reaccionó a las necesidades...

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