Perfiles e Historias / Memorias de la maestranza

AutorDaniel de la Fuente

Editora: Claudia Guerra

Cuando Esteban Ovalle Carreón llegó aquel jueves 16 de febrero de 1956 a la puerta de la calle Tapia de la Compañía Fundidora de Fierro y Acero de Monterrey tenía apenas 15 años de edad y mucho miedo.

Conocía la empresa por fuera porque le llevaba el lonche a su padre, Pedro Ovalle Reyna, trabajador por más de 40 años, pero aquel coloso de chimeneas humeantes que enrojecían el cielo y al que surcaban ruidosas locomotoras le despertaba temor al chico que, un día antes cuando fue a pedir trabajo, le dijeron que no podían emplearlo por su edad.

"Cumplo 16 la otra semana", dijo. Y lo aceptaron. No había diferencia entre un día y una semana.

Llegó al día siguiente. Ignacio Álvarez, el que metía trabajadores eventuales a la planta, le dijo a Vicente Doroteo Carrizales, "El Manotas", que condujera al chico a Embarques para servir de mensajero.

Esteban, hoy de 76 años y de memoria prodigiosa, reconstruye su andar ese día tras dejar atrás el acceso donde hoy está Cintermex y durante el cual sólo veía hombres tiznados por el carbón y manchados de grasa.

"Cruzamos por lo que era Seguridad, Enfermería, Tornillos y Remaches, Fuerza Motriz, Modelos y Carpintería, Fundición, Maquinaria, Laminación, Acabado y me dejaron frente al Molino Lewis", cuenta y contempla esta nave frente al actual Centro de las Artes.

"Pero, al día siguiente, me mandaron a otro lugar, luego a Albañiles, Materias Primas. Cumplí 16 años y llegué al 'infierno' de Fundidora: la Fábrica de Ruedas (lo que hoy es Niños Conarte). ¡Nadie quería trabajar ahí!".

Su tarea era anotar la hora en la que cada una de las 105 ruedas de ferrocarril era formada en acero líquido, en un calor descomunal.

"¿Qué haces aquí? ¡Eres un niño!", le dijo uno de los trabajadores, pero no había opción.

Esteban laboró 30 años y dos meses, y no se ausentó ni un día ni llegó tarde jamás. Su padre no faltó en cuatro décadas, qué iba a faltar él.

"Hasta el 8 de mayo de 1986 que se anunció la quiebra", dice y su mirada, al recorrer el actual Parque Fundidora, pareciera contemplar de nuevo su antigua Maestranza.

Primero fueron las metalúrgicas, a fines del siglo 19: The Nuevo León Smelting, Refining and Manufacturing Company Limited; la Compañía Minera, Fundidora y Afinadora Monterrey, Peñoles, y la Gran Fundidora Nacional Mexicana, que pasó a la American Smelting and Refining Company, conocida como ASARCO.

Erigida sobre tierras de labor el 5 de mayo de 1900 por el italiano Vicente Ferrara, el banquero neoyorquino Eugenio Kelly, el empresario de ascendencia francesa León Signoret y el español Antonio Basagoiti, la Compañía Fundidora de Fierro y Acero de Monterrey...

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