Perfiles e Historias / El hombre de alabastro

AutorDaniel de la Fuente

Es la antigua carretera a Laguna de Labradores, a tres kilómetros del centro del municipio de Galeana.

El sol cae a plomo, aunque refrescan las ventiscas que se entrecruzan en esta zona rodeada por los cerros de Labradores y El Potosí, el más alto del Estado.

Nadie transita por la vía, por lo que es fácil percibir el golpeteo. Hay que internarse en el monte para hallar su origen.

Entre inmensos trozos cuya blancura obliga a entrecerrar los párpados, Francisco Charles Sánchez da golpes con un mazo al cincel con el que intenta vencer la unión entre el alabastro y la piedra común. Ataviado con una playera, un pantalón caqui y un sombrero de paja, el artesano de piel tostada aprieta los labios en los impactos.

Está hincado. Dice que así se le facilita pasar horas bajo este cielo profundamente azul en la labor de dividir y dar forma al carbonato de calcio parecido al mármol. El procedimiento consiste en abrir con el cincel un canal de cinco centímetros y, tras labrar la piedra en forma de rectángulo, meter cuñas para reventar su base y extraerla.

"El asunto es emparejar la piedra, lo que lleva semanas, porque quitarla lo haces en un día", expresa y limpia con su dorso el polvo y las piedrecillas. Sus manos de dedos alargados tienen el color blanquecino del semidesierto.

Cuando ya esté separada, con ayuda de sus hijos o de algún amigo, se llevará la piedra a su taller, apenas la entrada a su modesta vivienda sobre la Calle Diego de Montemayor de este municipio del sur.

Charles tiene cerca de una década de venir a este lugar, porque encontró aquí un alabastro muy puro, sin manchones verdes, ámbares o rosas, lo que le permitirá a la pieza lucir mejor. De un yacimiento así extrajo el material para hacer el conejo de aire prehispánico con el que ganó en 1998 el prestigiado Premio Nacional de Arte Popular Banamex. Ha sido el único nuevoleonés galardonado en esta técnica.

El escultor la trabajó como lo ha hecho en el último medio siglo:

"Cuando me enfrento a la piedra ya tengo en mente lo que voy a elaborar", explica sin dejar de martillear. "Haz de cuenta que le quitas lo que le sobra, lo desbastas, pues, y le das volumen. Es como un dictado que te va dando la piedra".

Esto mismo y otras cosas explicó en el taller que brindó en Monterrey hace semanas a una treintena de artistas cuyas obras conforman la colección "Tu mirada alabastrina", en el Museo Estatal de Culturas Populares, en el Barrio Antiguo, y que estará hasta octubre. El responsable del espacio, Gerardo Nevárez, dice que, a diferencia del artista plástico, que en su angustia creadora elabora para sí mismo un catálogo de motivos y enlaces con la materia bruta, el de...

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