Perfiles e Historias / Gracias por la música

AutorMaría Luisa Medellín

Después de un concierto, alguien se acercó a los músicos del Ensamble Barroco y les preguntó si podrían tocar en su boda.

Entre sorprendidos e incómodos intentaron explicarle que eso no era lo suyo, pero ante la insistencia se animaron a integrar un repertorio para la ceremonia litúrgica.

"Era música instrumental y teníamos la ventaja de que David Ramírez, cellista y tenor del grupo, conocía el repertorio que se tocaba en la Ciudad de México, de donde él venía. Por ejemplo, el Voluntario de Trompeta, de Jeremiah Clark; y el Ave María, de Gounod, entre otras piezas", recuerda Patricio Gómez Junco, clavecinista y organista del ensamble.

La recomendación de boca en boca les trajo nuevos contratos, al tiempo que los sacerdotes les pedían incluir canto en diversos momentos de la misa.

Tuvieron que recurrir a creaciones de José Hernández Gama y Patricio hizo adaptaciones de obras instrumentales a las que añadió los textos que marca la celebración eucarística, como el Kyrie Eleison (Señor, Ten Piedad), de Handel.

El Ensamble Barroco manejaba motetes en latín: el Panis Angelicus, de Franck; o el Ave María, de Schubert, pero su clientela quería más temas en español y hasta de películas y clásicos en inglés.

Su catálogo musical se acrecentó, aunque a veces surgían fricciones porque algunos presbíteros no estaban de acuerdo en alterar la esencia de la liturgia con melodías ajenas a ella.

En esa nueva faceta se propusieron atraer a la música clásica a los amplios públicos de las misas y los eventos sociales.

"Llegábamos media hora antes y tocábamos música barroca: Vivaldi, Telemann, Bach, Handel, sólo por el placer de hacerlo", comparte Patricio, delgado, de barba y cabello blancos.

A la par, él, David y el resto del Ensamble Barroco: los flautistas Jesús Delgado y Luis Romero, el oboísta Bernard Dufrane, la tecladista Lucía Torres y el trompetista Jorge Orozco, seguían con sus conciertos de música de cámara, con su trabajo en la Orquesta Sinfónica de la UANL u otras agrupaciones, y con sus clases en la Escuela Superior de Música y Danza, donde ellos se conocieron.

"No pensábamos que, con el tiempo, este nicho de mercado daría trabajo a tantos músicos de excelente nivel, algunos extranjeros de paso por la Ciudad que se quedaron aquí gracias a los eventos, que sumaban ingresos a un salario que no era ni es muy alto".

1 Los inicios de estos pioneros en el concepto de proveer selecciones corales y musicales, clásicas y sacras, para todo tipo de eventos...

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