Perfiles e Historias / Dos regios en ¡acción!

AutorDaniel de la Fuente

Nacieron en Monterrey en los 70. Herederos de figuras intelectuales, los dos intentaron cursar leyes, uno la terminó, sin ejercerla, y el otro desertó de las aulas.

Para ambos fue clave la apertura de la Cineteca Nuevo León. Estudiaron cine en distintos países, Cuba entre éstos, donde coincidieron y, al tiempo, en proyectos fílmicos y en la creación de una productora: Bengala.

Hoy, Andrés Clariond Rangel y Gabriel Nuncio encabezan la dirección y producción, respectivamente, de la cinta Hilda, cuya premier será el 27 de agosto y su estreno en salas comerciales el 4 de septiembre. Es el primer largometraje de aquél. El segundo ya debutó en el 2013 con Cumbres.

ANDRÉS CLARIOND RANGEL

EN 'EL REYNO' DE ANDRÉS

Cualquiera pensaría que por ser nieto del prohombre Raúl Rangel Frías, la vida de Andrés Clariond Rangel estuvo encaminada hacia las artes y la crítica, y tendrá razón.

El menor de los cuatro hijos del empresario Eugenio Clariond y de la escritora y catedrática Alejandra Rangel gozó de su abuelo hasta los 14 años y evoca su goce de la vida.

"Me acuerdo de ir a su casa de campo en Santiago, estar con él en Cola de Caballo", cuenta Andrés, nacido el 26 de septiembre de 1977, casado con Leticia Cerecer y padre de Andrés y Sofía, de 7 y 3 años.

Tuvo una infancia feliz -lo que más evoca son las navidades y los cumpleaños-. Dice que no fue tan lector, aunque conoce pasajes de El Reyno, obra clave de su abuelo.

Fue de ochos y nueves de calificación, y de confrontación con las maestras en el colegio de legionarios. Solía pasar el tiempo haciendo cuentos sobre amigos a cuyos dibujos les ponía globos con diálogos.

Lo describe su madre:

"Andrés siempre dice que es poco dado a la lectura, no lo creo: sí lee, y efectivamente era inquieto y creativo tanto en la escuela como en la casa. Un niño muy imaginativo que escribía pequeños textos criticando a personajes de la historia de México y caricaturizándolos".

Aquel mundo interior, las ocurrencias y el humor negro de su padre y la politización en casa, enriquecieron de tal manera a Andrés que, a los 16 años, escribió para SIERRA MADRE una sentida carta tras el asesinato de Colosio que terminaba con un "¡Viva México!".

"Era el momento", dice con las mejillas enrojecidas, el fleco sobre la frente. "Me sorprendí cuando terminé el texto por su tono patriótico".

Le gustaba la vida pública, por lo que ingresó a leyes en la UDEM. A la mitad de la carrera, sin embargo, se convenció de que lo suyo eran las artes...

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