Perfiles e Historias / El cura de la banda

AutorDaniel de la Fuente

Concluye la misa vespertina en la Parroquia San Juan de la Cruz, en Escobedo. Enseguida el sacerdote José Luis Guerra Castañeda conversa con feligreses y atiende la confesión de uno. Termina hacia las 20:00 horas.

"Ahora sí, vámonos", invita el padre, acompañado por jóvenes de mezclilla y gorra de la Colonia Nueva Esperanza.

Cruzarán por calles que todavía hoy dividen territorios de pandillas. Algunos pertenecieron a ellas y otros pasaron tiempo atrapados en la droga.

Ahora su "clica", como se le llama a las pandillas, es Raza Nueva, agrupación de la Arquidiócesis de Monterrey que preside el Padre Pepe, como le llaman a José Luis, cuyo objetivo es evangelizar a los que sufren, aún delinquen o se hacen daño: que los muchachos conozcan a Dios y se encuentren a sí mismos.

La presencia del párroco y sus misioneros en estas calles ha disminuido confrontaciones, aunque no las ha desaparecido. Sin embargo, los murales con mensajes alusivos a Dios, hechos por los chicos de Raza Nueva, se mantienen como una invitación a la esperanza.

"Desde el principio entendí que estos chavos lo que necesitan es ser escuchados, hablar de sus temas, porque sus historias son de muerte, de desespero, de llanto", comenta José Luis sin dejar de andar.

"Uno aquí es facilitador y la idea es que conozcan a Dios, que se conozcan a sí mismos y sepan que pueden tener una vida mejor que la que han tenido".

El sacerdote muestra los murales, camina después por calles oscuras que, quizá más noche, serán campo de batalla. A él le gusta convivir con los chavos, saber en qué andan, cómo les puede ayudar.

Para esto va por ellos a las esquinas, a las plazas sin luz mercurial, a las casas abandonadas. Algunas veces, cuenta, ha sido encañonado, revisado por policías o tenido que correr con sus misioneros, a quienes persiguen antiguos rivales.

"Hay que encarnar la doctrina social de la Iglesia", afirma, risueño. "La misión de la Iglesia es la calle. Y hay muchas calles".

Lo hace, dice, porque vale la pena, porque cuando un muchacho en penumbras ve la luz, nada lo detiene.

"Hay muchas historias: cuando un muchacho se deja acompañar le encuentra sentido a las cosas: estudia, trabaja, se proyecta. En estos muchachos no hay grises, todo es radical, es blanco o es negro, entonces hay muchas historias como la de San Pablo, que cambian de un día para otro".

* * *

Hay muchas calles, es cierto, y José Luis y los misioneros de Raza Nueva intentan hacer cada vez mayor presencia.

Hoy, más de mil...

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