Perfiles e Historias / Su canto palpita por México

AutorMaría Luisa Medellín

Y esta canción es en honor de esos fieles compañeros de los revolucionarios: 'Caballo prieto azabache/ cómo olvidarte/ te debo la vida/ cuando iban a fusilarme las fuerzas leales de Pancho Villa...'".

La potente y espléndida voz de Dolores Martínez resuena entre los rasgueos de la guitarra de Samuel Silva, que vibran como en un lamento.

Ella es una apasionada de la canción histórica mexicana, a la que da vida y difunde con orgullo en escenarios dentro y fuera del País, sin dejar del todo la ópera porque es mezzosoprano.

"No tenía de otra. Estaba destinada al arte", afirma Dolores días después del concierto.

"Imagínate despertar todos los días con música, porque mi papá ensayaba al piano melodías de Bach, Schubert, Mozart. Además, crecí en una familia gozosa de la danza, el canto, el orgullo por la tierra y las tradiciones mexicanas".

Dolores tiene 55 años, es morena, de ojos grandes y oscura cabellera larga y ensortijada que con frecuencia lleva recogida y adornada con flores. Viste atuendos típicos, y su casa, al sur de la Ciudad, es reflejo de ese colorido.

Es regia por adopción, aunque nació en Guadalajara. Vivió los primeros siete años en Tamazula de Gordiano, al sur de Jalisco, y volvió a la capital de ese estado para estudiar guitarra, danza folclórica y piano.

"Era muy inquieta desde pequeña. A los 5 años ya andaba cantando en los carros alegóricos de las fiestas patronales", cuenta y suelta una fresca carcajada.

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María de los Dolores Martínez Rangel recuerda las tardes de visita con sus tías, en las que saboreaba los tamales de elote de la milpa del tío Julio, el pozole blanco, la cajeta de leche bronca y el dulce de mango o de guayaba.

Con el tiempo eso la inspiró a profundizar en la gastronomía, a incluir el tema de los sabores de México en sus presentaciones y a ofrecer talleres de cocina saludable con productos de nuestra región.

Dice que cuando tenía 17 años, su amiga Tita le pidió acompañarla a una audición de canto para entrar a la escuela de música de la Universidad de Guadalajara. Dolores deseaba hacer estudios de piano, pero como sucede en estas historias, ella fue quien se quedó después de que los maestros la oyeron cantar.

Ahí estudió canto y piano, se graduó como instructora de música, y se unió al Coro Jalisco, en el que fue una de las más jóvenes fundadoras.

"Empecé a hacer mis pininos en la música clásica, la ópera y el oratorio. Estuve dando conciertos, algunos con la Orquesta Sinfónica de Jalisco. También...

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