Perfiles e Historias / Artesanos de la fe

AutorMaría Luisa Medellín

En sueños, Humberto Santiesteban vio un Cristo monumental, y a la mañana siguiente compartió los detalles con sus hijos: Christian, Humberto y Zeus.

"Yo veía un Cristo yacente, no crucificado. Un rostro que no reflejaba dolor, sino paz. En ese trance entre la muerte y la resurrección.

"¡Tenemos que tallarlo en madera!, les dije. Por algo estoy soñando esto".

Sin preguntar más, los jóvenes pusieron manos a la obra junto con su padre. Sólo que el proceso para concluir la gigantesca escultura de 11 metros y 66 centímetros, y de un peso aproximado de 3.5 toneladas calculando los bloques de madera utilizados, les llevó 11 años.

"Empezamos en el 2003 y terminamos el 3 de diciembre del 2014, con muchas dificultades porque si vendía otras esculturas compraba los materiales para seguir con el Cristo, pero a veces no se podía", narra don Humberto, de mirada melancólica, barba blanca y mejillas sonrosadas.

"Luego, tirábamos la toalla porque pensábamos que no acabaríamos nunca, y a los meses volvíamos a platicar y continuábamos".

Mientras la colosal escultura iba tomando forma, los Santiesteban tuvieron que adaptar y techar su patio y parte de la cochera para darle cabida y protegerla. El espacio quedó unido a un corredor contiguo a varias habitaciones y al taller de los artesanos, aun así hay pocos metros libres alrededor.

Zeus dice que ya en la recta final, él y sus hermanos se desesperaban porque su papá modificaba una y otra vez el rostro de la imagen, inconforme con su expresión.

"Quería reflejar lo que había soñado, y hasta que lo logré sentí una satisfacción increíble", interviene don Humberto, con voz pausada.

Él cree que este Cristo es, quizá, el más grande del mundo en madera, y sintió la necesidad de compartir la hazaña. La fecha elegida fue el 25 de abril del 2015.

Humberto hijo cuenta que los sacerdotes Luis Eduardo Rodríguez y Antonio González, representante del Obispo de Linares, bendijeron la obra ante algunos invitados, luego de que las autoridades de Montemorelos la develaron en casa de los Santiesteban.

Desde esa noche se corrió la voz, menciona. Visitantes del País y el extranjero empezaron a llegar al inmueble en el cruce de la Fuente y Libertad de la Colonia Zambrano, en Montemorelos.

Por fuera, la construcción en blanco y gris no destaca de las demás, la sorpresa viene al entrar y descubrir el pequeño museo de arte sacro en el que se convirtió la propiedad desde hace casi tres años.

En la sala y el comedor ya no hay muebles, sólo un piano antiguo. En los muros lucen nichos e imágenes de Cristos, vírgenes, santos y ángeles en diversos formatos, tallados en madera con...

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