Perfiles e Historias / Alquimista de la tecnología

AutorMaría Luisa Medellín

Vender tecnología es difícil. Vender tecnología siderúrgica es aún más difícil, pero vender tecnología siderúrgica mexicana se creía casi imposible, ya que la imagen de México nunca fue la de un país creador de tecnología, y menos en el campo siderúrgico", subraya Raúl Quintero.

Sin embargo, este ingeniero con dos maestrías por el MIT modificaría esa percepción, al liderar a un equipo de profesionales mexicanos y desarrollar el proceso HyL para producir hierro esponja, materia prima para la fabricación de aceros de alta calidad en hornos eléctricos.

Ellos lograron que esa tecnología alcanzara el liderazgo mundial que aún conserva.

Todo empezó en los 80, cuando laboraban en Hylsa, a donde Raúl ingresó como director de ingeniería y años después fue nombrado director general de la división tecnología.

"El de nosotros no fue el primer proceso de hierro esponja. Hubo otro, en los 50, que fue el primero en el mundo. Era lo que se llama un proceso 'batch', es decir, por horneadas, muy meritorio, pero tenía algunas deficiencias".

Grandes y poderosas empresas norteamericanas, europeas y asiáticas intentaron desarrollar sus propios procesos de hierro esponja, pero fracasaron en sus intentos.

"Hubo una que por un tiempo logró triunfar técnica y comercialmente con un proceso continuo. Empezamos a perder mercado y eso nos preocupó muchísimo, hasta que el proceso de reducción directa desarrollado aquí por nuestro equipo de ingenieros lo superó con creces, incluso en lo económico, convirtiéndose en la tecnología más avanzada del mundo", comparte Raúl, entusiasta y afable.

Pero había qué promoverla y comercializarla, y él viajó por decenas de países para convencer a los industriales de enviar a sus ingenieros a Monterrey para conocer el proceso.

Como resultado, la tecnología se vendió en más de 15 países. En México, por supuesto, Estados Unidos, Brasil, Indonesia, India, Malasia, Rusia, Arabia Saudita y Egipto, entre otros.

Los viajes de Raúl con parte de su equipo continuaron porque ahora debían supervisar o resolver cuestiones técnicas directamente en las plantas.

Él lo hizo hasta el 2004, cuando se jubiló de Hylsa, tras 41 años de formar parte de la empresa.

Pero su pasión por la tecnología lo condujo a un nuevo reto.

Al año siguiente se asoció con su hijo Raúl Gerardo, en una empresa de alta tecnología para el control y ahorro de energía en sistemas de alumbrado y sistemas industriales, llamada Lumidim de México, S.A. de C.V.

Él es el director general...

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