Peregrino en Tierra Santa

AutorMaría Luisa Medellín

Fotos: Claudia Susana Flores

Cada vez que Jesús Sergio Rodríguez Guzmán deja Jerusalén, lo hace con el rostro bañado en lágrimas. Se ha prometido que no sucederá más, pero no puede evitarlo.

Quizá, repite en voz alta, en un par de meses, cuando sus pies atraviesen de nuevo Tierra Santa, y dejen huella de su viaje número 77 a territorio bíblico, lo logre.

De antemano lo sabe casi imposible. No acierta a describir el cúmulo de emociones que lo embargan allá, lo más cercano sería hablar de una paz profunda, un gozo, una plenitud interior.

"Si me preguntas qué tiene la Tierra Santa, te diría que hasta cierto punto es un lugar árido, sin atractivos espectaculares, pero a cada paso encuentras amor; lo que Dios dejó ahí, lo que hizo Cristo y la Sagrada Familia lo sigues respirando. Si te llevas los ojos del alma será la experiencia más maravillosa, al grado de hablar de ti, antes y después de Israel".

Al decirlo, se ilumina el rostro de Jesús Sergio, enmarcado por rebeldes cejas negras, en contraste con su blanquecino cabello cortado a cepillo y una cuidada barba de candado.

Nacido hace 62 años en un hogar de raíces católicas, este hombre de ojillos chispeantes y una piel tratada con esmero, es el menor de cinco hermanos: Miguel Ramón, diácono; Marisa, fundadora del movimiento religioso Asamblea de Amor; María de los Angeles, que falleció, y Olga Graciela, dedicada al hogar.

Hace un cuarto de siglo aceptó ser un peregrino de la palabra para miles de personas deseosas de emprender una travesía espiritual, que en este caso inicia en Egipto, con el éxodo del Pueblo Elegido, y se expande por Jordania, Israel, Roma y Grecia, para dar fe de la vida, muerte y resurrección del Señor y de los hechos de los apóstoles.

"Los caminos del Señor son indescifrables, el llamado lo recibí en el año del 75 y me rendí a tu Señor mi Dios a finales del 80. Ahí le dije: 'Señor, a partir de ahora, como tú quieras, cuando quieras y a donde quieras'".

El proceso de conversión llevó su tiempo, rememora Jesús Sergio, y culminó con una lectura que conmovió su corazón, la de "Mariam de Judá", libro casi extinto escrito por un sacerdote español de los años 30, que narra la vida de Jesús y María en el lapso que la Biblia calla, esto es, desde el nacimiento de Cristo a las tres décadas de su existencia.

Las primeras semillas de su apostolado prendieron en la organización de un encuentro carismático para sacerdotes y laicos, en Houston. Fue ahí donde un presbítero amigo le pidió coordinar una excursión a Tierra Santa para un grupo de señoras, la que abrió el éxodo que aún hoy continúa.

Él sabía de la experiencia de Jesús Sergio como conductor de viajes en dos importantes agencias internacionales, tras manejar un negocio propio de plásticos.

"Yo estudié...

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