Les pega la fiebre amarilla

AutorCarlos Alberto Ledezma

Apenas Jorge Gasso decretó el final del encuentro contra Toluca, y la fiesta auriazul inició en Monterrey sin importar el clima, el horario ni las distancias.

Los aficionados de Tigres ansiaban volver a protagonizar una final del futbol mexicano como sucedió en el 2001, y por fin combatir las pláticas de sus acérrimos rivales deportivos, quienes sin duda no encontraban momento para presumir el título del Clausura 2003.

Es por ello que tras haberse oficializado la clasificación de los felinos, una verdadera pasión auriazul estalló en todos los rincones de la Ciudad, y así se demostró apenas unas horas después de concluida la Semifinal en el Universitario.

A los verdaderos hinchas de Tigres no les importó tener que esperar cinco días para conseguir un boleto en las taquillas, el deseo de ver a su equipo en la pelea por la corona los llevó a levantar un campamento felino en el estacionamiento del Estadio...

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