Pega al cerebro el ruido urbano

AutorOlivia Guzón

¿Qué tan dañino es el ruido del flujo vehicular, incluyendo las enfrenadas, los mofles averiados, los claxonazos y el ruido del ferrocarril y del Metro?

Un nuevo estudio revela una posible relación entre la contaminación auditiva en las ciudades y la probabilidad de sufrir un derrame cerebral en adultos mayores de 50 años.

El estudio, publicado recientemente en el European Heart Journal, encontró que por cada incremento de 10 decibeles de ruido por encima de la exposición promedio de los participantes, de 40 a 80 decibeles, el riesgo de sufrir un derrame cerebral aumenta un 14 por ciento.

¿La razón? La exposición constante al ruido del flujo vehicular en áreas residenciales tiene efectos significativos en el aumento de la presión arterial, una de las principales causas del padecimiento producido por la baja recepción de sangre al cerebro.

La investigación, realizada en el Instituto de Epidemiología de Cáncer en Copenhague, estuvo a cargo de la doctora Mette Sorensen. Se siguió a 51 mil 845 hombres y mujeres de entre 50 y 64 años, al momento de la invitación, durante 10 años.

Durante ese periodo, mil 881 de los participantes sufrieron un derrame, la mayoría personas de más de 64 años, lo que mostró un riesgo aún mayor, de 27 por ciento por cada 10 decibeles, en ese sector de la población.

Los investigadores atribuyen estos resultados al efecto del tráfico nocturno en los trastornos del sueño, pues otros estudios han comprobado que su presencia contribuye a daños cerebrales y cardiovasculares.

"La estructura del sueño generalmente se fragmenta más con la edad, provocando que las personas mayores sean más susceptibles a tener trastornos de sueño", dijo Sorensen en entrevista vía correo electrónico para EL NORTE.

"Esto podría explicar por qué la asociación entre ruido del tráfico y el riesgo de accidente cerebrovascular se observó, sobre todo, en los participantes con más edad".

Aunque expertos difieren, el nivel de ruido de tráfico sugerido por estudios para áreas residenciales es de 55 decibeles; a partir de este límite se sospecha que se pueden percibir efectos negativos en la salud.

En Monterrey, un estudio de la Dirección de Ecología del Municipio muestra que en los cruces de Colón con Félix U. Gómez, Cuauhtémoc y Pino Suárez, el ruido del flujo vehicular, aunado al del Metro, alcanza hasta los 80 decibeles en horas pico.

Aviones y trenes

En Dinamarca, el estudio no reveló ninguna relación entre el ruido de los trenes o aviones y la...

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