Paz Flores / No existe Santo Clos

AutorPaz Flores

Con la creencia en Santo Clos nos vuelven paranoicos desde niños, si es cierto eso de que siempre nos vigila o es un vouyerista patológico o es un excelente método de control social. Porque como dice la canción "Santa Clos is coming to town": "él sabe cuando estás dormido, él sabe cuando estás despierto, él sabe si fuiste bueno o malo, más vale que te cuides, más vale que no llores y te digo por qué, porque Santa Clos está llegando a la ciudad".

Hasta te cuidas cuando vas al baño, no vaya ser que alguno de sus duendes se esté asomando para saber si te lavas las manos. Aunque el barbón entrometido sea un mito para el control infantil, como típicos humanos terminamos amando a nuestro carcelero, somos masoquistas desde chiquitos. Además, a fin de cuentas, es un conductismo pavloviano para adaptarnos a la realidad social: "Te portas bien, te doy; te portas mal, no te doy". Así es que más vale que aprendas desde chiquito y ni se te ocurra "ponértele muy loco" a Santa, porque serás un anárquico subversivo y ni quien te fume.

Es un verdadero alivio que no exista Santo Clos (bueno pero a todo esto ¿es Santa o es Santo o qué?). La bronca es que en el fondo seguimos creyendo en Santa, el personaje ya no está, pero la estructura mental es la misma, siempre estamos a la espera de que se cumplan nuestras tiernas ilusiones si nos portamos bien y cuando no sucede gritamos al cielo: "¡Por qué a mí!" Y en eso responde una vocecita: "Espérate, amiguito, la onda no va por ahí, no nada más por portarte bien te traerán regalos, de hecho en este país a los niños buenos Santa no les trae regalos".

Nuestra cultura es exageradamente mitológica en sus estructuras, pero hemos sustituido el significado real de la Navidad de renovación y vida, por una orgía consumista y una necesidad compulsiva por satisfacción instantánea.

A Santa lo raptó la publicidad antes de que nos enteráramos que un día se llamó San Nicolás. Inventamos nuestro ritual pagano simultáneo al ritual cristiano para justificar nuestras ansias de satisfacción necesarias para nuestra sociedad de consumo. Los dos rituales son simultáneos y a veces se confunden.

En una vitrina vi a un niño Jesús montado en un reno de la tundra polar jineteando entre los duendes de Santa, más adelante otra vez el niño Jesús acariciando a Rodolfo el reno, y en la siguiente escena el niño Jesús diciéndole a Santa Clos y a su esposa: "¡Gracias, abuelitos, por rescatarme de ese sucio pesebre!". Sincretismo pagano y religioso...

Para continuar leyendo

Solicita tu prueba

VLEX utiliza cookies de inicio de sesión para aportarte una mejor experiencia de navegación. Si haces click en 'Aceptar' o continúas navegando por esta web consideramos que aceptas nuestra política de cookies. ACEPTAR