Una pareja fuera de serie

AutorMaría Luisa Medellín

La de ellos es la historia de dos espíritus vigorosos y extraordinarios. Uno que ha sabido enfrentar con entusiasmo la adversidad; otro que se ha fortalecido al convivir con ella.

En cuestión de meses llegarán al altar. Son María Prima Guerra y Óscar Barragán.

Ella cumplió 33 años. Es de carácter impetuoso y una seguridad arrolladora. Luce una melena larga, lacia y rubia, ojos vivaces y la risa franca a flor de piel.

Su compañera inseparable es una amplia patineta sobre la que, sentada, se desplaza por todas partes. Ahora avanza por la estética que atiende desde hace nueve años, en compañía de su mamá, en San Pedro.

Su estatura en esta posición es cercana al metro. Sus pequeñas extremidades extendidas caben justo en el vehículo rodante que impulsa con las manos protegidas por guantes de caucho.

Óscar mide 1.80 metros, tiene 27 años, es robusto, de ojos amielados, pelo a cepillo y una enorme sonrisa.

Desde la noche del 3 de septiembre de 1997 cuando coincidieron en una peña bar, su relación ha sabido sortear las tormentas, con las riñas y rupturas ocasionales de toda pareja.

Su primer encuentro no comenzó en buenos términos. Óscar se burló de que la concurrencia aplaudiera cuando un reflector destacó la foto del propietario del lugar, fallecido días antes.

Él lo ignoraba, y Maprima, como le dicen sus amigos, le reprochó su actitud y lo puso al corriente. Él se disculpó apenado.

Con la música en su apogeo, la chica comenzó a llevar el ritmo en semicuclillas sobre el asiento de la silla. Óscar se puso a su lado, y de pronto empezaron a bailar.

La química fluyó; las melodías y la charla se prolongaron hasta las siete de la mañana que él la acompañó a casa. A esa hora su mamá salía a jugar golf.

"Al principio no me di cuenta de su lesión en las piernas, la vi muy guapa, muy alegre. Después, no me importó, es que te arrasa con su seguridad y ya no te fijas. Yo pensé: ¡esta vieja está canija!".

A casi cinco años y medio de esa noche, sin declaración ni propuesta formal de matrimonio, su amor y entendimiento han evolucionado de una forma inesperada.

"Óscar es mi primer novio, no había tenido, no tanto por mi problema en las piernas, sino porque no encontraba alguien con quien me sintiera a gusto como pareja. Yo imaginaba mi futuro junto a mis papás, viajando y disfrutando de cualquier manera", cuenta Maprima, la cuarta de seis hermanos.

En el recibidor de la estética, sentada sobre la patineta, mueve sus brazos para atrás, hacia el borde de uno de...

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