Pareceres / Delfín Benítez Cáceres: Adiós al eterno 'Machetero'

AutorGuillermo Gasparini

No siempre estas notas semanales tienen que ser sobre temas de absoluta actualidad. Cada tanto, es oportuno evocar a las grandes figuras de todos los tiempos, las que sirvieron de ejemplo para muchas nuevas generaciones y se convirtieron en fabulosos recuerdos de aquellos que pudieron ser testigos directos de sus hazañas. Están los nombres más repetidos y realzados, permanentemente evocados en cada conquista de un campeonato de sus equipos o selecciones de pertenencia. Y también aquellos que, apenas por menores méritos o carisma, no tienen tantas oportunidades de asomarse a las emocionadas páginas del reconocimiento.

Delfín Benítez Cáceres, el "Machetero", que acaba de fallecer en Caracas el pasado 8 de enero a la edad de 93 años, es uno de ellos. Paraguayo de nacimiento, brilló siempre como un goleador temible en su país, en la Argentina, en Venezuela y en Colombia. Jugó más de cuatro décadas en el primer nivel, desde su aparición en 1927, a los 17 años. A veces opacado por el destello de sus compañeros. A veces relegado por alguna lesión inoportuna. Pero permanentemente una esperanza de gol en esos hinchas que, en las décadas del 30 y del 40, llenaban las canchas de fútbol domingo a domingo con una pasión que hoy parece lejana, sin violencias o desenfrenos. Era el último sobreviviente guaraní del seleccionado que participó en la primera Copa del Mundo, en Uruguay 1930.

"Puede ponerlo sin temor porque es así: prácticamente nací en una cancha de fútbol. Fue el 24 de septiembre de 1910, en el barrio Mariscal López, de Asunción. Mi casa estaba justo frente a la cancha del club Libertad y todo era abierto. Era como mi patio, cruzaba la calle y la tenía ahí. Allí aprendí a caminar y a jugar al fútbol, vivía allí dentro", le confío hace unos años a sus compatriotas en Asunción, en declaraciones que reflejan ahora el sitio de la Conmebol. Justamente la de Libertad fue la primera camiseta oficial que vistió, y con el equipo que por primera vez llegó a campeón, en 1930. Pero antes, con la casaca albirroja de la selección, formó parte activa de una de las victorias más clamorosas que todo Paraguay recuerda en su historia: el triunfo por 3-0, en el sudamericano de Buenos Aires de 1929, ante los uruguayos recientes campeones olímpicos. El comienzo de una rara paternidad ejercida por Paraguay sobre Uruguay a lo largo de los años.

Aquella vez, como dato adicional que puede recordarse, se realizó la primera transmisión radial de un partido en Paraguay. Un empresario audaz...

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