Pantalla Grande / El Duende: Todo está bien, menos el doblaje

AutorJusto Elorduy

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Una de las maldiciones que acechan a los ex alumnos del programa de televisión Saturday Night Live es que cuando tratan de trascender de la pantalla chica a la grande, casi en su totalidad se han quedado cortos en expectativas.

A reciente fecha, salvo muy pequeñas excepciones como Rob Schneider y Adam Sandler, gente como Molly Shannon, Chris Katan y Will Ferrell no lograron nunca sobresalir en el cine por encima de vehículos que no fueron aceptados por el público o papeles que no rebasaban el de uno secundario.

Pero Will Ferrell de la nada ha dado un salto a la cima tras el "pegue" que tuvo en Aquellos Viejos Tiempos con su personaje irreverente de niño grandote.

Ahora tiene su propio estelar en El Duende, donde el comediante interpreta a un niño que es criado en el Polo Norte por los duendes de Santa Clos y que de adulto regresa a la civilización para buscar a su verdadero padre (James Caan).

El vehículo simple y sencillamente es uno de entretenimiento y que medio es impulsado por la idea de que el espíritu de Navidad es importante para todo, ya sea para ser felices o como elemento clave para ser una familia de verdad.

Claro que el único y verdadero espíritu que mueve el filme es la presencia de "el Gato" Ferrell, todo una presencia en pantalla que le permite hacer casi todo lo que él quiere.

La energía lunática que genera es perfecta y, a pesar de que muchos de los chistes se notan pesados o casi tirándole a lo vulgar (una de sus especialidades), la cinta se mantiene siempre de acuerdo al espíritu optimista de que a la larga todo va a salir...

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