Palabra y fe / El valor de escuchar

Pbro. Marcelo Varela

Vivimos en la época de la comunicación y todos los avances tecnológicos nos permiten estar en contacto inmediato de un lado a otro del mundo de manera instantánea, ya sea de manera visual, escrita o de voz.

La cantidad de información que se genera y se transmite ha alcanzado extremos nunca antes soñados. Sin embargo, a pesar de estar más "comunicados" que nunca, sentimos que estamos, también, más alejados que nunca. ¿Por qué esa sensación de distanciamiento y soledad aun en medio de una multitud? ¿Por qué esa sensación de que hablamos al vacío? ¿Por qué esa necesidad de exponer hasta nuestras cosas más íntimas para que todo el mundo las vea? ¿Por qué esa necesidad apremiante de un poco de atención?

Creo que la respuesta está en aquella antigua frase que dice que Dios nos dio dos oídos y una boca para que escuchemos lo doble de lo que hablamos.

Nuestra realidad es que se nos ha olvidado "escuchar". Sí, oímos mucho... pero escuchamos poco. Y al mismo tiempo, ignoramos a los que nos rodean, nos sentimos cada vez más ignorados y aislados. No escuchamos y no hay quién nos escuche.

Cuando alguien le pregunta a Jesús cuál es el primero de los mandamientos, su respuesta comienza diciendo: "El primero es: escucha...". El Señor pone el dedo en la llaga que nos mantiene aislados, hemos dejado de escuchar. Por dejar de escuchar, hemos ignorado a nuestros hermanos necesitados que más que dinero nos piden...

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