PALABRA Y FE / Un Rey distinto

Pbro. Juan José Hinojosa

Señor Jesucristo, hoy queremos hablar y escuchar, hablar contigo, aunque -como dijera San Agustín- no es que ignores lo que te diremos o empieces a saber nuestras intenciones, sino para entrar en comunicación, de persona a persona, con quien sabemos que nos ama.

Tú eres Rey, para esto naciste, pero eres también, desde que se les dijo a tus padres al presentarte en el templo: "signo de contradicción". Eres Rey pero totalmente distinto a los reyes que conocemos. Los reyes de la tierra nacen en palacios, viven con escoltas, mueren con honores. Tú, en cambio, naciste en un pesebre, tu escolta fueron los apóstoles y las multitudes, tu muerte fue deshonra y aparente fracaso.

Reinas por la fuerza del amor no por el número de soldados. Tienes las llaves que abren todas las puertas, mansedumbre y humildad; no cuentas con armas destructoras sino que tu vida, tu palabra, tu muerte y resurrección construyen un Reino que no es de aquí.

Los reinos terrenos pasan de prisa porque se han cimentado en ambiciones, el tuyo permanece porque te lo ha entregado tu Padre, nuestro Padre, que nos espera como te esperó a Ti.

Te anunciaron como Aquel cuyo reino jamás se acabará, te encontraron los Sabios del Oriente buscándote como el Rey recién nacido, pero te hallaron como desplazado, pobre y anónimo. Abrieron sus corazones ante Ti, abrieron sus cofres y te entregaron regalos.

Eres el Emmanuel o Dios cercano, el del aquí y ahora, el Dios nuestro...

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