Página Tres/ Fracasa chantaje de los cetemistas

AutorRicardo Omaña del Castillo

Fracasa chantaje de los cetemistas

Líderes cetemistas que representan a los vendedores fijos y semifijos que tradicionalmente invaden las calles aledañas a la Basílica de Guadalupe, y a quienes la autoridad municipal negó en esta ocasión el permiso para ello, intentaron obtenerlo por la vía del chantaje, plantándose y bloqueando durante varias horas la Avenida Constitución, el miércoles pasado. No lograron su propósito. Ante la indignación de cientos de automovilistas que padecieron la obstrucción de la avenida, la fuerza pública los dispersó finalmente. Este comportamiento residual de los viejos cetemistas no encaja en la sociedad moderna. Los tiempos de las manifestaciones multitudinarias que ponían de cabeza a la ciudad pertenecen a la historia, por más que alguna vez hayan sido más o menos justificables para enfrentar caprichos o excesos de la autoridad. Hoy en día, hay instancias abiertas para cada reclamo, para cada malestar, para cada petición razonable. Se puede pedir, se puede dialogar, se puede negociar civilizadamente, sin necesidad ni de exaltaciones antisociales, ni de inhumanas represiones. Los puesteros tienen, por supuesto, derecho a ganarse la vida, a obtener los medios de subsistencia para sus familias, y la autoridad tiene la obligación de no impedírselo, de no coartarles ese privilegio. Lo que está vedado a unos y a otros es convertir ese derecho en prepotencia, en abuso, en desorden, en desquiciamiento vial como en el caso que nos ocupa. Ni los vendedores deben cerrar calles, ni la autoridad debe permitírselo. Ahora bien, todo tiene solución. Ante una autoridad que está decidida a cumplir son su deber, evitando desórdenes o anarquía en la vía pública, las agrupaciones deben enfrentar liderazgos inteligentes, persuasivos, negociadores, en vez de apoyarse en aquellos que no tienen más armas que el vandalismo y el enfrentamiento irrazonable. Tenemos a un Alcalde rigorista, pero no insensible. Tengamos también liderazgos enérgicos, pero no insensatos.

Deudas y escombros es la peor herencia

Las deudas en la administración pública son comunes y explicables cuando dejan un remanente de beneficio social. Bien sabemos que no hay Gobierno estatal o municipal que esté sobrado de recursos o que los posea suficientes para hacer las obras que la comunidad reclama. Nadie ha descubierto la fórmula para que un Municipio sea económicamente autosuficiente, sobre todo en entidades de crecimiento poblacional incontrolado debido a la inmigración. Monterrey es una ciudad piramidal, con una base de necesidades y una cúspide incapaz de...

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