Paco Navarrete / Rechifla inesperada

AutorPaco Navarrete

Vaya nota. Entre tantas de la semana, destaca una por curiosa: que en la imparable cadena de éxitos de popularidad del Presidente López Obrador por fin surgió una piedra en el camino. O quizá fue una pelota de tirabuzón, porque terminó en ponche de beisbol.

Fue muy quitado de la pena el Presidente a inaugurar el flamante estadio de los Diablos Rojos de la Ciudad de México... y anda que el respetable público me lo va recibiendo con una sonora rechifla.

Eso no estaba en el guion. Parece que fue ayer -en realidad menos de una semana- cuando al Pejidente lo arropaban sus huestes de feligreses con aplausos, abrazos y mentadas... pero para los Gobernadores de Oposición que osaran presentarse a su lado.

Hagan de cuenta las barras bravas más feroces del futbol profesional: la Monumental, la Perra Brava y los Libres y Lokos, todas juntas y enchiladas. Así estaba el bullying a los políticos no alineados con el poder, al grado de que muchos de ellos comenzaron a darle la vuelta a los actos multitudinarios al lado del santo varón de Macuspana.

Y entonces, todo se derrumbó. Al menos por un momento: por fin descubrió el Mandatario que no todo es amor incondicional para el que detenta el poder.

Tampoco digo que la luna de miel con el recién llegado haya llegado a su fin. A fin de cuentas, sus índices de popularidad siguen por las nubes. Quizá es que entró en territorio comanche, o de plano los aficionados del "rey de los deportes" son de a tiro fifís.

De ser así, qué bueno que no tiene pensado pararse en algún torneo internacional de golf, o en el Gran Premio de México de la Fórmula 1. No vaya a ser la de malas...

Lo bueno es que el Presidente sacó la casta. Para pronto le reviró a la plebe con redobladas amenazas a los conservadores o fifís, así como a la mafia del poder. Y ya entrado en gastos, ayer lunes se siguió de filo con la mafia del poder #1 a nivel mundial... de hace siglos: la Corona española.

Pero no la de ahorita, que es puro oropel y relumbrón. Me refiero a la de los reyes Fernando e Isabel la Católica -que nos mandaron a Cristóbal...

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