Paco Navarrete / Miss Balas... y mis sicarios

AutorPaco Navarrete

Muy emocionante salió el último capítulo de la serie de TV "Narcos", grabado el pasado jueves en la capital de Sinaloa, Culiacán de los Guzmanes...

O al menos eso pareció desde la distancia: una producción perfecta para continuar con la narrativa que nos impone el vecino país del norte, patrocinada y asistida desde Washington para enjaular a unos cuantos bad hombres a cualquier precio.

El precio fue caro, y pudo ser peor.

La trama: una operación quizá supervisada desde las sombras por un gringo rudo, pero inquebrantable y bienintencionado, por supuesto, que no tuvo de otra más que jalarse los cabellos -o sobar su calva- ante los innumerables errores de unos rancheritos improvisados como agentes del orden... que no atinaron a dar una.

Primero atraparon a un importante capo, sin tener asegurada la orden de arresto. Después se sentaron a esperarla, fumando colillas de cigarros, mientras a su alrededor se congregaba un verdadero ejército de sicarios, bien armados y mejor motivados... y se desató el infierno.

Al fin, derrotados, no tuvieron de otra que dejar ir al capo, para no arriesgar muchas vidas, incluidas las propias.

Lo dije antes, desde la distancia se pudo percibir como un capítulo de TV o una película estilo "El Infierno", de Luis Estrada, ácida crítica a nuestras autoridades doblemente corruptas: por sus nexos con el crimen organizado y por su ineptitud, que también es corrupción.

Eso desde la lejanía. Pero no en Culiacán. Ahí sí vivieron el infierno que se desató en esos cruciales minutos, sin otra posibilidad más que de tirarse al piso o correr a buscar refugio entre una lluvia de balas, explosiones y el olor a chamusquina.

Al menos cuatro personas murieron sin deberla ni temerla, aparte de los combatientes. Claro que pudo ser peor, pero eso no le quita lo trágico.

Con todo, el episodio no es, como sostienen los que aborrecen a López Obrador de manera obsesiva, "la prueba de un Estado fallido" y de que todo está mal con el viejón. Se trató tan sólo un operativo plagado de errores, omisiones en la cadena de mando y ansias de debutante de la Guardia Nacional.

Lo digo yo y lo dijo el Secretario de la Defensa Nacional, Luis Cresencio Sandoval, al reconocer que fue un operativo "fallido, deficiente e improvisado", luego de que al Secretario de Seguridad y Protección Ciudadana, Alfonso Durazo, se le hiciera bolas el engrudo al afirmar que al capo lo hallaron de pura casualidad. Sí, cómo no...

Tampoco es para celebrar la "gran...

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