Opinión Invitada / Patricio Solís: Paternidades variadas

AutorOpinión Invitada

Aunque no exenta de ambigüedades, la figura del padre en México ha sido asociada tradicionalmente a la responsabilidad y el liderazgo en la familia.

En los padres se suelen depositar enormes expectativas, no sólo como proveedores económicos, sino también como referentes de estabilidad y autoridad.

Sin embargo, en un país cada vez más diverso y desigual, "ser padre" ha perdido paulatinamente importancia como evento definitorio de la vida adulta. Un número creciente de adultos jóvenes optan por posponer su paternidad.

Al mismo tiempo, otros cambios demográficos, como el incremento en la disolución de uniones, comienzan a producir transformaciones en la posición que ocupan los padres en las familias mexicanas.

Por su vínculo simbólico con la responsabilidad y la trascendencia, convertirse en padre es visto por muchos como un paso fundamental en el tránsito a la vida adulta.

La mayoría de los hombres en México eventualmente llegan a ser padres. Sin embargo, existe una minoría creciente que opta por retrasar la paternidad e incluso nunca tener hijos.

Según datos de la encuesta EDER 2011 de Inegi, el porcentaje de hombres que no había tenido hijos a los 30 años de edad pasó de 21 por ciento a 33 por ciento en las cohortes más recientes, y quienes todavía no tenían hijos a los 44 años pasaron de 7 por ciento a 14 por ciento.

En otras palabras, actualmente uno de cada tres varones posponen su paternidad hasta después de los 30 años, y uno de cada seis probablemente nunca serán padres.

Para ellos, ser papá no forma parte del repertorio de eventos que definen el paso a la vida adulta; sus experiencias, y quizás sus horizontes y expectativas como adultos jóvenes, no pasan por la paternidad.

Estas tendencias generales ocultan grandes disparidades socioeconómicas.

La paternidad no sólo llega más temprano para los jóvenes con desventajas socioeconómicas, sino que la enfrentan con gran vulnerabilidad dadas sus menores credenciales educativas y oportunidades laborales.

En cambio, un creciente número de jóvenes de los estratos más altos llega a los 30 años sin hijos (50 por ciento en el cuartil socioeconómico superior entre los nacidos en 1966-1968), lo cual les permite obtener mayor educación y experiencia laboral...

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