Opinión Invitada / Megumi Terui: Sin vuelta atrás

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Como muchas mujeres regiomontanas y del País, el lunes pasado me uní al paro nacional, esperando regresar el martes a la rutina. Menos mal que me equivoqué. Esta semana no volvimos a la normalidad.

Porque era "normal" que permaneciéramos calladas ante las injusticias. "¡Son unas exageradas!", nos dijeron hasta que algunas nos lo creímos.

Era "normal" ignorar el chiste machista o hasta reírse para no quedar mal, volviéndonos partícipes de nuestro propio agravio. "Era una broma", respondían ante el ocasional reproche.

El impacto de los movimientos del 8M y 9M de este año no se debe dejar desvanecer. El 2020 tiene que ser (¡por fin!) nuestro punto de inflexión. Ya no nos vamos a quedar calladas ni vamos a quitar el dedo del renglón, y seguiremos luchando por la equidad en todos los ámbitos.

Pero sería ingenuo pensar que todas las mujeres en nuestro País y Ciudad gozan de ese privilegio. Para muchas, expresar sus ideas sin exponerse a represalias no es una posibilidad. El miedo no es algo que experimenten sólo al salir a las calles, sino algo que también viven en casa.

Otras más han internalizado la misoginia, pues el patriarcado es, después de todo, un sistema en el que tanto hombres como mujeres participan. Además, el Estado mexicano no ha estado a la altura de la problemática, fallándonos a todas de manera sistemática.

¿Qué sigue ahora? ¿Cómo continuamos construyendo una sociedad más justa y equitativa?

Es un buen momento para reflexionar sobre cuál ha sido nuestro papel en perpetuar la discriminación contra las mujeres.

Hay quienes caemos en micromachismos, es decir, en acciones o actitudes aparentemente sutiles de machismo que tienden a pasar por desapercibidas, y que van desde el "¡Ya te puedes casar!" para felicitar a una mujer por sus habilidades culinarias, hasta reconocer a un hombre por "ayudar" en la casa.

También es un buen momento para evaluar las reacciones de nuestros familiares y conocidos sobre lo acontecido en estos días.

Y es que las burlas, comentarios de odio y desacreditaciones a quienes participamos en el movimiento también se hicieron presentes este 8M y 9M. No debemos seguir pasando por alto comentarios misóginos como "Por eso las matan".

Aprovechemos la coyuntura para entablar diálogo cuando sea posible, pero nunca más otorgar la comodidad de nuestro silencio.

Sin embargo, las acciones individuales no son suficientes. Necesitamos seguir formando aliados a nuestra causa...

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