Opinión Invitada / Max Kaiser: ¿Y el sector privado?

AutorOpinión Invitada

No se ha resuelto adecuadamente ni un solo escándalo de corrupción del sexenio anterior y ya empiezan a sembrarse las semillas de futuros escándalos en el nuevo Gobierno, que involucran a empresas.

La reunión en el restaurante La Alcachofa para acordar con empresarios nuevos contratos de obra pública, a cambio de los cancelados en Texcoco; las pipas de Pemex compradas a través de un acuerdo oscuro y privado; la refinería de Dos Bocas y el Tren Maya, que ya se prometieron a empresarios de la región por invitación restringida; o las tarjetas para distribuir dinero de programas sociales a través del banco de un asesor económico del Gobierno.

Los casos de corrupción del sexenio anterior, y los nuevos que empiezan a construirse, tienen dos rasgos comunes: primero, empresas y empresarios que colaboran activamente con el Gobierno para burlar el orden jurídico, y segundo, la búsqueda de privilegios especiales.

En todas las democracias del mundo esta dinámica es común. El riesgo de colaboración entre servidores públicos y empresarios para obtener beneficios ilegales a través del mal uso del poder público es permanente.

Por eso, en las democracias exitosas del mundo se ha puesto énfasis en el desarrollo de sistemas de integridad completos al interior de las empresas.

En estos países se ha demostrado que el riesgo de corrupción se reduce cuando el sector privado entiende y asume la importancia de una cultura de integridad en los negocios. El sector privado se convierte así en un dique que hace más difícil el mal uso del poder público.

Hoy en México hay tres tipos de empresas. Primero están las grandes empresas transnacionales que tienen muchos años consolidando sus sistemas de integridad y creando cadenas de valor en las que se exige un estándar cada vez más completo.

Después hay un gran sector de empresas medianas y grandes que quieren entrar al tema de integridad, y buscan activamente una forma de empezar.

Y finalmente están las empresas que han invertido demasiado dinero, tiempo y esfuerzo en la consolidación de redes e intereses políticos, y prefieren mantener los privilegios ganados.

Por otro lado, está...

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