Opinión Invitada / Mauricio González Ochoa: La cuarta resignación

AutorOpinión Invitada

¿Esperar algo? Francamente no. Tres sexenios bastan para perder la capacidad de asombro.

Fox y el PAN eran la transición democrática. Decían que el nuevo milenio iba a borrar una mancha, despejar sombras y corregir el rumbo de las cosas. Pero pasó lo contrario.

Luego Calderón y la violencia, después Peña y la corrupción. La mancha se hizo más grande, y aprendimos que la historia camina indiferente por los mismos senderos cada seis años.

Desde entonces las promesas no variaron mucho: transparencia, desarrollo económico, seguridad, reducir la pobreza, combatir la desigualdad. Predominaron estos lugares comunes en las administraciones anteriores sin que cambiara gran cosa al final de sus ciclos, salvo el rezago en estos y otros rubros, o el enriquecimiento ilícito de algunos.

El cuarto Gobierno de este siglo propone un cambio de frente. Lo llaman Cuarta Transformación. Dice el Presidente Andrés Manuel López Obrador que se trata de una renovación profunda, pacífica y radical, cuyo principal propósito es el de acabar con la corrupción y la impunidad. Regenerar la vida pública de México. Abogar por la honestidad.

Me suena. Pero no me cuadra. En su toma de protesta se declaró partidario de la indulgencia. No perseguirá a quienes han sido señalados por actos de corrupción en el pasado para evitar más conflicto y confrontación.

Su Gobierno, dijo, no apostará por el circo y la simulación. No lo imagino abrazando a Javier Duarte o a Roberto Borge, dando el espaldarazo a Rodrigo Medina, saludando a Rosario Robles o a Ruiz Esparza. O a cualquiera de los empresarios cómplices de los cuales, por cierto, algunos ya son sus asesores.

La impunidad es precisamente eso. Dejar que los que abusaron de sus cargos (y no tengan expediente abierto) se salgan con la suya, como si el Estado de derecho fuera una lotería a la inversa, una cuestión de azar.

¿Y cómo van a redactar una Constitución moral aquellos que están perdonando actos inmorales? ¿Cómo podemos esperar transparencia y que no haya impunidad sin un Fiscal independiente y autónomo?

El Presidente saliente terminó su mandato condecorando con la orden del Águila Azteca a Jared Kushner, yerno de Donald Trump. Al hacerlo, perdonó de facto las ofensas del Presidente de Estados Unidos al pueblo de México. La medalla entonces devino en un simple souvenir de lujo, una moneda de cambio desprovista de importancia. Si López Obrador perdona a personajes corruptos o evita investigarlos, la ley, como la medalla, perderá...

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