Opinión Invitada / Mariana Gabarrot Arenas: Niños migrantes: la punta del iceberg

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La crisis migratoria está afectando a una generación de niños y niñas que quedará marcada por dolorosas experiencias. Necesitamos entender y atender lo que está pasando.

En el caso de los menores migrantes centroamericanos que viajan a los Estados Unidos, la situación es extrema.

Esta semana, el congresista demócrata por Florida, Ted Deutch, dio a conocer que entre 2014 y 2018 se recibieron en el Departamento de Salud de Estados Unidos 4 mil 500 quejas de abuso sexual a menores en centros de detención. Otras mil 303 quejas iguales fueron presentadas ante el Departamento de Justicia.

Este escándalo es la punta del iceberg, la vulnerabilidad de estos niños es muy profunda. Comienza en el lugar de origen, donde sus padres y madres se ven obligados a huir de la violencia extrema de sus comunidades.

La mayoría de las veces, la decisión implica una separación súbita de la escuela, la familia y los amigos. Perder así estos referentes clave genera angustia, además de una enorme sensación de desamparo.

Al llegar a la frontera con México, tienen que hacer fila durante días para conseguir un permiso de entrada o un trámite de refugio. Tal vez sus padres los tomen de la mano mientras corren al intentar cruzar un punto migratorio a la fuerza, o tengan que huir de los gases lacrimógenos.

Después siguen días de caminata y el paso por distintos albergues hasta llegar a nuestra frontera norte. Más allá del cansancio físico o las precarias condiciones de comida y alojamiento, los adultos que los acompañan están bajo situaciones extremas de ansiedad y estrés.

Es decir, los cuidadores no están en condiciones de cuidarles, aunque lo hagan con las mejores intenciones.

También existe la probabilidad de que detengan a su acompañante. Basta recordar la fotografía que dio vuelta al mundo el año pasado, mostrando una niña hondureña de aproximadamente 5 años, que llora desconsoladamente al pie de una camioneta de la patrulla fronteriza, mientras los agentes detienen a su mamá.

Muchos menores como ella han llegado a los centros de detención gracias a la política de cero tolerancia que instauró Donald Trump entre abril y junio del 2018. La misma consistía en detener a los padres y enviar a los menores a instalaciones aparte. Si bien el Presidente dio marcha atrás a la medida, la práctica informal de separar familias no es nueva y no se ha detenido.

También continúa el flujo de menores no...

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