Opinión Invitada / Marcelo González Jiménez: Eso que llamamos libertad

AutorOpinión Invitada

El trajín diario muchas veces nos impide caer en cuenta de lo afortunados que somos al tener la posibilidad de sentir las pequeñas cosas que al final de todo son las que amplían el territorio de la felicidad.

Mirando las cosas en su justa dimensión podemos tener la certeza de que estas dichas las podemos encontrar por obra de eso que llamamos libertad.

Todo esto viene a cuento por la situación en la que viven cientos de mujeres recluidas en los penales estatales y que sufren en carne viva la inclemencia de la inseguridad al interior de los centros penitenciarios, como nos lo mostró EL NORTE en notas y reportajes publicados el domingo y ayer.

En diciembre pasado 308 mujeres fueron trasladadas del Penal de Topo Chico al Centro de Reinserción Social Femenil de Escobedo para brindarles un espacio más digno y menos violento.

Menciono a las mujeres porque su situación es más trágica en relación con la de los hombres como dolorosamente señala el encabezado del reportaje del domingo: "Sufren internas doble condena".

Si para los varones el cautiverio es muy parecido a lo que ha de ser vivir en un infierno, por la cercanía que tienen con el crimen y la delincuencia al interior de la cárcel, para las mujeres ese infierno es mayor, porque en el Topo Chico, por ejemplo, algunas eran obligadas a prostituirse y otras, por necesidad, lo hacían voluntariamente como medio de subsistencia, lo que provocó muchas situaciones colaterales como embarazos y falta de atención médica tanto para ellas como para sus hijos.

Además de que muchas mujeres se embarazan dentro del Penal y otras tantas lo estaban al momento de su detención, hechos que incrementan el drama que viven muchas de ellas.

En el Penal se permite que los niños vivan con sus madres hasta que cumplen los 3 años de edad. A partir de entonces son separados y el sufrimiento de ambos se incrementa.

De acuerdo con información de EL NORTE, entre el 70 y 80 por ciento de las mujeres recluidas en los penales son abandonadas por sus familias y muchos de los delitos que cometieron estuvieron...

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