Opinión Invitada / Marcela Cinta: El Monterrey en que vivimos

AutorOpinión Invitada

Muchos de nosotros, por diversas razones, estos días cristianos decidimos quedarnos en Monterrey.

Las personas tiñen la Semana Santa con diversos significados. En lo personal, es un tema de reflexión más que diversión.

Al observar la Ciudad sin tanto barullo, la apreciación de ella, como una postal de recuerdos de lucha y esfuerzo, llegan a mi mente casi a diario.

En la cercanía de una urbe casi vacía se pueden apreciar los rincones ignorados en la cotidianidad.

Sentir alivio porque Monterrey puede respirar de nosotros habla mucho de una sociedad depredadora que reside habitualmente aquí.

En el siglo 20, a base de la tenacidad de sus ancestros, el Estado representó la industrialización, el avance y la tecnología en México. Se posicionó como una de las entidades más productivas del País.

Grandes empresarios, escritores, profesionistas y deportistas dejaron su legado en esta tierra. Tierra que ahora, con pena, observa a sus jóvenes huir a otros países y recibe a otros con sueños e ilusiones de crecimiento, sin valorar sus talentos.

El escritor Mauricio Magdaleno declaró en su época que "Los hijos de Monterrey reconocen un culto que es el único, en la historia, que cifra jerarquía perdurable: el del trabajo", y que todo México, en sus cuatro rumbos cardinales, tenía en Monterrey un ejemplo saludable.

Es en este momento donde me detengo y, con pesar, pongo en perspectiva el antes y el ahora de mi Ciudad, y la reconozco, pero con extrañeza.

No quiero ser ingrata con la Ciudad que me vio nacer, pero de la que un día me sentí orgullosa, queda poco.

He tratado de convencerme de que el fallo ha sido de gobernantes que han pasado sin dejar mucho, como la mayoría vocifera en diversos medios y en cada oído deseoso de quejarse por los baches, la corrupción, el tráfico y la contaminación.

Los culpables somos nosotros. Cada día observo en las personas la falta de coherencia entre lo que exigen y lo que hacen. Carecemos de empatía y sentido común.

Y así como entre nosotros, el Gobierno toma distancia con el pueblo, se lava las manos como Poncio Pilatos e ignora las acciones públicas, para pasar a adoptar una postura de escándalos y morbo al estilo de los "influencers", que promulgan la cultura del mínimo esfuerzo.

Entonces las políticas fiscales incluyentes, sostenibles y...

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