Opinión Invitada / Lucrar con información personal

AutorOpinión Invitada

Margarita Ríos-farjat

La Comisión de Transparencia y Acceso a la Información (CTAI) al fin dio trámite a la queja promovida contra el Alcalde de Monterrey y el Secretario de Educación estatal por haber utilizado datos personales de estudiantes menores de edad para la expedición de la tarjeta Regio Card.

Sus supuestos beneficios bastaron para que se lucrara con la información otorgada por la Secretaría de Educación, que, a su vez, no investigó para qué fines sería utilizada.

Se trata de un lucro, aunque se disfrace de programa social: "Hasta los 60 centavos que cuesta la maquila de cada credencial son pagados por los casi 60 negocios que ofrecen descuentos". ¿Descuentos en dónde?, ¿sobre qué bases fueron elegidos los comercios participantes?, ¿por sus estándares de higiene o calidad?, ¿por su menú saludable?, ¿por su apoyo a causas sociales? Difícil imaginar que no exista algún beneficio implícito en promocionar a las elegidas.

La tarjeta se entregó personalizada a miles de estudiantes de primaria y secundaria cuyo poder adquisitivo obviamente no es autónomo. Y no se pidió el permiso de los padres para usar la información de sus hijos ni para aceptar o no que se les endosara esta publicidad gratuita auspiciada desde el Ayuntamiento para promocionarse a sí mismo.

Con una autoridad moral que nadie le otorgó, el Alcalde decidió, en lugar de que cada padre de familia lo hiciera por sí mismo, que se trataba de un beneficio.

Sin embargo, si uno quiere registrarse en la página de internet para obtener la tarjeta se advierte: "No olvides que si eres menor de edad, para solicitar tu Regio Card requieres autorización de tus padres y su correo electrónico". Claro, a menos que el menor estudie primaria o secundaria, en cuyo caso la patria potestad moral la ejerce el Alcalde.

¿Para qué existen normas que regulan el derecho a la privacidad de las personas si un Alcalde puede ignorarlas en aras de descuentos comerciales? ¿Para qué pagar impuestos si basta agrupar a decenas de empresas que ofrezcan descuentos para consolidar un "programa social"?

Por otra parte, ¿ésos son los "programas sociales"?

También la buena intención permeó en el mismo Alcalde cuando mandó miles de cartas de felicitación con motivo del Día del Maestro a domicilios particulares. Pero, ¿cuánto costó cada carta: papel, tinta, entrega?, ¿otros 60 centavos?, ¿y ésos quién los paga, qué empresa?, ¿o son de los...

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