Opinión Invitada / La lección del gorila

AutorOpinión Invitada

Celina Canales

Caminamos por tres horas. Pasamos entre sembradíos de té, palmerales de plátanos, vacas desnutridas y niños que al vernos gritaban "¡mzungu!" ("persona blanca" en swahili).

La selva era cada vez más densa y ante la altitud se respiraba con mayor dificultad, señal de que nos introducíamos ya al Bosque Impenetrable de Bwindi, en el sudoeste de Uganda, África.

Estuve ahí la semana pasada junto con otros siete visitantes, la cantidad máxima de personas autorizadas en la excursión. Nos acompañaban dos guías que iban abriendo camino con machetes y además nos escoltaban militares con armas largas.

Dijeron que era para protegernos de los elefantes, pero nosotros sabíamos cuál era el verdadero riesgo: la Interahamwe, una organización paramilitar que en 1999 masacró a ocho turistas y aún se encuentra escondida en la selva.

La ropa empapada de sudor, las caídas en el lodo y la desmañanada, todo valió la pena cuando por fin los vislumbramos. Imponentes, magníficos. A unos metros de nosotros estaban los gorilas de montaña.

Clasificados como "especie en peligro crítico de extinción", restan sólo unos 780 en el mundo y compartimos con ellos 98.4 por ciento del ADN. Observarlos interactuar, comer, descansar y divertirse hace parecer que tenemos más en común con ellos que el material genético.

"Su inteligencia, su comportamiento, son como nosotros", murmura Allison Hanes, una científica norteamericana que lleva tres meses en Uganda estudiándolos con la asociación Conservación a través de la Salud Pública. "Ellos guardan las respuestas a los problemas de salud que enfrentan los humanos".

Su aseveración no podría estar más atinada. Precisamente eso acaba de divulgar un nuevo estudio publicado el pasado 1 de junio en la revista británica Cartas de Biología, reconocida por revelar hallazgos vanguardistas de investigación.

De acuerdo con el coautor del reporte, el ecologista nutricional David Raubenheimer, los hábitos alimenticios de estos primates pueden explicar uno de los retos sociales y médicos más grandes que hoy enfrentan los humanos: la obesidad.

Durante los análisis que realizó en el Bosque Impenetrable de Bwindi, descubrió que los gorilas se nutren de forma opuesta a las personas con sobrepeso.

Su dieta es rica en proteína y suplementada con frutas. Ocho meses al año escasean las frutas en su hábitat y lo compensan aumentando su ingesta de hojas, que...

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